PROLOGO
INTRODUCCIÓN
¿De qué se trata este libro? La Biblia dice que la muerte
de Cristo fue como un pago para librar a los hombres del pecado; de esto no hay
ninguna duda, pero de todas formas subsiste un problema, ¿Libró la muerte de
Cristo a todos los hombres de sus pecados?
Los creyentes están divididos en sus opiniones acerca de
esta cuestión, algunos dicen una cosa y otros otra. ¿Qué dice la Biblia?
ESO ES LO QUE NECESITAMOS INVESTIGAR. Si decimos que la muerte de Cristo fue para todos,
entonces no podríamos decir al mismo tiempo que fue sólo para aquellos que Dios
había escogido. Si Cristo murió por todos, entonces Dios no tenía motivo alguno
para escoger a un pueblo especial, ¿No es cierto?
Por otra parte, si afirmamos que Dios escogió a un pueblo
especial (como la Biblia enseña) entonces habría sido en vano que Cristo muriera
por todos.
Si decimos que la muerte de Cristo fue un rescate o un
pago por toda la raza humana, entonces una de las dos siguientes cosas es la
verdad :
1. Todos los hombres deben tener el poder para aceptar o
rechazar por sí mismos el rescate.
2. Todos los hombres deben ser rescatados por Cristo tanto
si lo saben como si lo ignoran.
La muerte de Cristo para todos los hombres puede ser algo
real sólo si una de estas dos declaraciones es verdad. Pero la primera alternativa
niega la enseñanza bíblica de que todos los hombres están muertos en pecado y
no tienen capacidad en sí mismos para venir a Cristo. La segunda alternativa
niega la enseñanza bíblica de que algunos hombres están perdidos para siempre.
Es obvio que hay graves dificultades en la sugerencia de que la muerte de Cristo
fue en favor de todos los hombres.
Entonces ¿porqué es que algunas personas afirman que la
muerte de Cristo fue para todos? Parece que hay cinco razones posibles para
sugerir tal cosa:
1. Parece que esta postura hace a Dios más atractivo, si
como dicen, la muerte de Cristo fue por todos.
2. Parece que tal postura engrandece el amor de Dios, si
como dicen, Dios ama a todos por igual.
3. Parece también, que logra que la muerte de Cristo tenga
más valor, si como dicen, fue un pago por los pecados de todos los hombres
4. Parece que la Biblia utiliza las palabras “todos” y “el
mundo” como si hablase de todos sin excepción.
5. Parece que algunos quieren decir que la muerte de Cristo
fue para todos a fin de que ellos estén incluidos, aunque no quieran cambiar su
manera pecaminosa de vivir.
En este libro vamos a ver porqué estas cinco razones son
equivocadas y lo que la Biblia enseña acerca del propósito de la muerte de
Jesucristo.
PARTE UNO
El propósito de Dios al enviar a Cristo a morir.
1 La introducción al problema.
2 El Quién, el Cómo y el Qué de una cosa.
3 Dios el Padre, el agente de nuestra salvación.
4 Dios el Hijo, el agente de nuestra salvación.
5 Dios el Espíritu, el agente de nuestra salvación.
6 La obra de Cristo es el medio usado para obtener
nuestra salvación.
7 El sacrificio de Cristo y su intercesión, son el único
medio para realizar nuestra redención.
(En la segunda parte se analizará en detalle, lo que
Cristo logró con su muerte).
CAPITULO UNO
LA INTRODUCCIÓN AL PROBLEMA.
Cristo mismo nos dijo porqué vino al mundo. En Lucas
19:10 dijo: “Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido.” En otra ocasión dijo que el hijo del hombre vino “para dar su vida en
rescate por muchos” (Mar.10:45).
El apóstol Pablo declaró claramente el porqué Cristo vino
al mundo: “el Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados,
para librarnos del presente siglo malo” (Gál.1:4). “Cristo Jesús vino al mundo
para salvar a los pecadores” (1 Tim.1:15). “Jesucristo, quien se dio a sí mismo
por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo
propio, celoso de buenas obras” (Ti.2:14).
De estas declaraciones queda claro que el propósito de la
muerte de Cristo fue:
A. Para salvar un pueblo de sus pecados.
B. Para librar un pueblo de este presente siglo malo.
C. Para purificar y hacer santo a un pueblo.
D. Para crear a un pueblo celoso de buenas obras.
Otros pasajes bíblicos explican lo que Cristo realmente
logró en su muerte. Hay cinco cosas que podemos notar:
1. Por la muerte de Cristo, un pueblo es reconciliado con
Dios. (Rom.5:1)
2. Por la muerte de Cristo, un pueblo es perdonado y
justificado. (Rom.3:24)
3. Por la muerte de Cristo, un pueblo es limpiado y hecho
santo. (Heb.10:14, Ef.5:25-27)
4. Por la muerte de Cristo, un pueblo es adoptado como
hijos de Dios. (Gal.4:4-5)
5. Por la muerte de Cristo, un pueblo es glorificado y
recibe la vida eterna. (Heb.9:15)
De toda esta evidencia la enseñanza bíblica está clara:
La muerte de Cristo tenía la intención de traer a los hombres perdón ahora y la
gloria venidera en el futuro; y realmente logra estas cosas. Por lo tanto, si
la muerte de Cristo fue para todos los hombres, entonces alguna de las
siguientes cosas es cierta:
1. Todos los hombres están librados del pecado, son
perdonados y serán glorificados, o:
2. Cristo ha fracasado en su propósito. Sabemos que la
primera cosa no es cierta y la segunda consideración (que Cristo ha fracasado)
es un insulto a Dios.
Para escapar del problema creado por aceptar alguna de
esas dos sugerencias, los que afirman que Cristo murió por todos los hombres dicen
que no fue el propósito de Dios que todos se beneficiaran de su muerte. Dicen
que el beneficio es solamente para aquellos que producen la fe y creen en
Cristo. Este acto de fe tiene que ser algo que algunos hombres hacen por sí
mismos, haciéndose así diferentes de los demás. (Si la fe fuera algo obtenido
por la muerte de Cristo, y si Cristo murió por todos los hombres, entonces
todos los hombres tendrían fe). A mí me parece que tal sugerencia empequeñece lo
que Cristo realmente logró por su muerte, por lo tanto me opondré a ella
mostrando que lo que la Biblia enseña es muy diferente.
CAPITULO DOS
EL QUIÉN, EL CÓMO Y EL QUÉ DE UNA COSA
Hay tres palabras que usaremos mucho en este libro y nos
ayudará mencionarlas ahora en breve. Cuando alguna acción toma lugar, hay un
agente (Quién lo hace); hay un medio usado (Cómo se hace); y hay un fin en
mente (el Qué o el resultado final).
Por ejemplo, nosotros escogemos cómo haremos algo (los
medios) conforme a qué es lo que queremos lograr (el fin). Entonces podemos
decir que el fin es la razón por los medios. Y si hemos escogido los medios
correctos, el fin es cierto. Obviamente si el agente que se propone hacer algo,
ha escogido lo medios correctos para hacerlo, entonces no puede fallar.
Ahora podemos aplicar estos principios a nuestra
explicación del tema de este libro. Primero veremos quién es el agente que
pretende redimirnos. Entonces veremos cuáles medios fueron usados para
redimirnos. Y finalmente (en la parte dos de este libro) veremos cual fue el
resultado de los medios usados. Según la Biblia el agente que propuso nuestra
salvación, es el Dios Trino. Todas las otras agencias fueron solamente
instrumentos en sus manos. (Hch.4:28). El agente principal es la Santa
Trinidad. En seguida estudiaremos esto más detalladamente.
CAPITULO TRES
DIOS EL PADRE, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN
Para contestar la pregunta ¿Cómo fue Dios el Padre el
agente de nuestra salvación? Damos la respuesta en dos maneras: Fue el Padre quien
envió al Hijo para que muriera, y fue el Padre quien castigó a Cristo por
nuestros pecados. Podemos examinar estas dos cosas en forma más detallada.
1. Está claro de muchos textos bíblicos que el Padre envió
al Hijo al mundo. Por ejemplo: “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió
a su Hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”.
(Gál.4:4-5). El enviar al Hijo incluyó al Padre en tres cosas:
A) Primero, hubo el propósito original que siempre tuvo en
mente. (1Pe.1:20)
B) Segundo, hubo el acto de darle al Hijo todas las
capacidades necesarias para la obra que fue enviado a realizar. (Jn.3:34-35) (Como
el Hijo de Dios, ya estaba perfecto en su deidad, pero como el Hijo del hombre
le fueron concedidos los dones necesarios.)
C) Tercero, hubo el acto de prometerle al Hijo toda la
ayuda necesaria para asegurar el éxito de su obra. (Is. 53:10-12, Sal.2,
Jn.17).
2. Está claro de muchos textos de la Biblia que el Padre
castigó a Cristo Jesús por nuestros pecados. Por ejemplo: “Al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él” (2 Cor.5:21). Podemos decir que Cristo sufrió y murió en lugar de nosotros.
Siendo esto cierto, ¿No es extraño que Cristo sufriera en lugar de los que
sufrirán por sus propios pecados? Podemos plantear el asunto de la siguiente
manera:
A) Cristo murió por todos los pecados de todos los hombres.
B) Cristo murió por todos los pecados de algunos hombres.
C) Cristo murió por algunos pecados de todos los hombres.
Si la última declaración es cierta, entonces todos los
hombres han sido dejados todavía con algunos pecados y nadie será salvo.
Si la primera declaración es la verdad, entonces ¿Porqué
no son librados todos los hombres del pecado? Si alguien responde que es a causa
de su incredulidad, entonces yo pregunto, ¿La incredulidad no es un pecado? Si
no es un pecado, entonces ¿porqué son castigados los hombres por ser
incrédulos? Si es un pecado, entonces tiene que ser incluido entre los pecados
por los cuales Cristo murió. Entonces la primera declaración no es cierta.
Queda claro entonces que la única posibilidad que
permanece, es que Cristo sufrió por todos los pecados de algunos hombres. Es decir,
solamente por los pecados de los elegidos.
(En la Parte Cuatro de este libro trataremos con los
pasajes de la Escritura que usan las palabras “mundo” y “todo”, “todos” etc.)
CAPITULO CUATRO
DIOS EL HIJO, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN
Puesto que Dios el Hijo acordó voluntariamente hacer lo
que el Padre planeó, podemos decir que El también fue un agente en nuestra salvación.
Jesús dijo: “mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su
obra” (Jn.4:34). Hay tres maneras en que Cristo demostró su voluntad de ser un
agente de nuestra salvación:
1. Estuvo dispuesto a dejar la gloria de su naturaleza
divina y aparecer como un hombre. “Así que por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, El también participó de lo mismo” (He.2:14). Nótese que no dice
que El hizo esto porque toda la raza humana estaba compuesta de carne y sangre,
sino más bien porque “los hijos que Dios me dio” (He.2:13) fueron humanos.
Entonces su voluntad dispuesta fue en relación con aquellos hijos, y no para
toda la raza humana.
2. Estuvo dispuesto a darse a sí mismo como una ofrenda.
Es cierto que Cristo sufrió muchas cosas en una forma pasiva. No obstante es también
cierto, que se dio a sí mismo activa y voluntariamente a esos sufrimientos. Sin
su consentimiento voluntario, estos sufrimientos no habrían tenido valor
alguno. Así El podía decir verdaderamente: “Por esto me ama el Padre, porque yo
pongo mi vida nadie me la quita sino que yo de mi mismo la pongo”
(Jn.10:17-18).
3. Sus oraciones a favor de sus hijos demuestran su deseo
de ser un agente en su salvación. Ahora, Cristo ha entrado al lugar santísimo en
el cielo (He.9:11-12). Su obra ahí es la de un intercesor. Fíjense que no ora
por el mundo (Jn.17:9), sino por aquellos por quienes murió (Rom.8:34). Pide
que aquellos que le han sido dados, vengan a donde El está y vean su gloria
(Jn.17:24). Entonces está claro que no pudo haber muerto por todos los hombres.
CAPITULO CINCO
DIOS EL ESPÍRITU, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN
La Biblia habla de tres cosas en las cuales el Espíritu
Santo obra con el Padre y con el Hijo para redimirnos. Estas actividades
muestran que el Espíritu Santo es también un agente en nuestra salvación.
1. El cuerpo humano que Cristo tomó cuando se hizo hombre
fue creado por el Espíritu Santo en la matriz de María “y se halló que había
concebido del Espíritu Santo” (Mt.1:18).
2. La Biblia dice que cuando Cristo se ofreció a sí mismo
como un sacrificio, que lo hizo por el Espíritu Santo. “Cristo el cual mediante
el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (He.9:14). Aquí
está claro que el Espíritu Santo fue en alguna manera el instrumento que hizo
posible la ofrenda de Cristo.
3. Hay declaraciones también en la Escritura que muestran
que la obra de levantar a Cristo de los muertos fue la obra del Espíritu Santo.
“Siendo a la verdad muerto en la carne pero vivificado en espíritu” (1
Pe.3:18).
No hay duda de que el Espíritu Santo hizo cosas
importantes al cooperar con el Padre y con el Hijo en el propósito de nuestra redención.
Hemos visto que cada persona de la Trinidad puede ser
llamado un agente de nuestra salvación. Es importante guardar en mente que,
aunque para el propósito de nuestro estudio hemos distinguido entre la obra de
cada persona divina, sin embargo no son en verdad tres agentes en nuestra
salvación, sino solo uno porque Dios es uno.
Entonces, podemos decir que la Trinidad completa es el
agente de nuestra redención.
CAPITULO SEIS
LA OBRA DE CRISTO ES EL MEDIO USADO PARA OBTENER NUESTRA SALVACIÓN
Como ya vimos en el capítulo dos, el agente que hace algo
usa ciertos medios para conseguir el fin particular que tiene en mente. En la
obra particular de nuestra salvación hay dos acciones específicas que Cristo ha
realizado. (Aquí no estoy tratando con el plan que ocurrió en la eternidad, que
hizo que nuestra salvación fuera posible, sino solo con la realización del plan
en la historia.) Los dos hechos históricos de Cristo son:
1. El ofrecerse a sí mismo en el pasado.
2. Su intercesión por nosotros ahora.
En el ofrecimiento de sí mismo se incluye todo lo que
estaba involucrado en su venida para morir: El despojarse a sí mismo de su
gloria celestial, el ser nacido de mujer, su humillación y obediencia a la voluntad
del Padre a lo largo de su vida y su muerte en la cruz.
Nota del traductor: Cabe mencionar que J. Owen pasa por
alto la obra del Espíritu Santo en el llamamiento eficaz puesto que no está
tocando directamente este tema.
Y también en la intercesión de Cristo por nosotros se
incluye su resurrección y su ascensión, puesto que estas son la base de ella.
Sin estas, la intercesión no sería posible. Veremos estas
dos cosas con más detalle en el próximo capítulo, pero quiero hacer algunos comentarios
ahora. Estos dos hechos tienen la misma intención.
El ofrecimiento y la intercesión son con el propósito de
“llevar muchos hijos a la gloria” (He.2:10).
Los beneficios propuestos por estos dos hechos son para
las mismas personas; Cristo ora por aquellos por quienes El murió (Jn.17:9).
Sabemos que su intercesión es eficaz; “Yo sabía que
siempre me oyes”, dijo Cristo en Juan 11:41.
Por consiguiente, todos aquellos por quienes el murió,
tienen que recibir todas las cosas buenas obtenidas por su muerte. Y esto a su
vez, destruye la enseñanza de que Cristo murió por todos los hombres.
CAPITULO SIETE
EL SACRIFICIO DE CRISTO Y SU INTERCESIÓN SON EL
ÚNICO MEDIO PARA REALIZAR NUESTRA REDENCIÓN
Es importante notar que en las Escrituras, el sacrificio
de Cristo y su intercesión están vinculados. Por ejemplo: Cristo justifica a
aquellos cuyas iniquidades El llevó (Is.53:11).
Cristo intercede por aquellos cuyos pecados El llevó
(Is.53:12).
Cristo fue resucitado de entre los muertos para
justificar a aquellos por quienes El murió (Rom.4:25).
Cristo murió por los elegidos de Dios y ahora ora a favor
de ellos (Rom.8:33-34).
Por consiguiente, es obvio que Cristo no pudo haber
muerto por todos los hombres; porque si lo hubiera hecho, entonces todos los hombres
serían justificados, cosa que evidentemente no existe.
Sacrificar e interceder son dos deberes de un sacerdote.
Si el sacerdote fracasa en alguno de ellos, entonces falla en su fidelidad como
sacerdote a favor de su pueblo. Jesucristo es señalado tanto como nuestra
propiciación (sacrificio), como también nuestro abogado (representante). (1
Jn.2:1-2)
La Biblia habla de El como ofreciendo su sangre
(He.9:11-14) y también como intercediendo por nosotros (He.7:25).
Puesto que El es un sacerdote fiel, tiene que realizar
ambos deberes perfectamente. Así dado que sus oraciones siempre son escuchadas,
no puede estar intercediendo por todos los hombres porque no todos son
salvados. Por lo tanto, debe estar claro que no pudo haber muerto por todos los
hombres tampoco.
Siempre debemos acordarnos de la manera en que Cristo
intercede ahora por nosotros. La Escritura dice que es por medio de presentar su
sangre en el cielo. (Heb.9:11, 12, 24) En otras palabras el intercede
presentando sus sufrimientos al Padre. Por lo tanto, los dos actos, sufrimiento
e intercesión deben estar relacionados con las mismas personas, de otro modo
sería en vano usar el uno como la base del otro.
Cristo mismo une su muerte y su intercesión como el único
medio de nuestra redención en su oración en Juan 17. En esta oración se refiere
al ofrecimiento de sí mismo en la muerte y ora por los suyos, los que el Padre
le había dado. Nosotros no podemos separar estos dos actos puesto que Cristo
mismo los une. El uno sin el otro sería inútil de todas maneras, como Pablo lo
argumenta: “si Cristo no resucitó, (y por lo tanto no estaría intercediendo)
vuestra fe es vana; y aún estáis en vuestros pecados” (1Cor.15:17).
Entonces no hay ninguna seguridad de salvación para
nosotros si separamos la muerte de Cristo de su intercesión. ¿De que serviría decir
que Cristo murió por mí en el pasado, si no intercede por mí en el presente?
Somos salvos de la condenación de nuestros pecados sólo si Cristo nos justifica
ahora. Yo podría ser condenado todavía si Cristo no rogara ahora por mí. Así,
está claro que su intercesión debe ser por las mismas personas por quienes El
murió y por lo tanto, no podría haber muerto por todos.
PARTE DOS
El verdadero propósito de la muerte de Cristo: lo que
Cristo logró
1 Algunas definiciones.
2 ¿Cristo murió para beneficiar a quién?
3 ¿Cuál fue el propósito de la muerte de Cristo?
4 ¿Murió Cristo para hacer que la salvación fuese sólo
una posibilidad, o algo seguro?
5 Razones por las cuales todos por quienes
Cristo murió tienen que ser salvos.
CAPITULO UNO
ALGUNAS DEFINICIONES
En la parte uno capítulo dos, vimos que la manera en que
se hace una cosa controla su resultado. Para asegurar que el resultado que uno
quiere se lleve a cabo, hay que usar los medios correctos; si se hace una cosa
correctamente, eso asegura la realización del propósito.
Las Escrituras afirman más allá de cualquier duda, que
Dios (Padre, Hijo y Espíritu) tiene la intención de salvar hombres. La obra de
Cristo es el medio usado para lograr este fin. Puesto que Dios siempre hace las
cosas correctamente, tenemos que decir que todos los que son realmente
redimidos, son aquellos que El se propuso (que El quiso) redimir. De otro modo
Dios habría fallado en la realización de su propósito.
Podemos decir que hubo dos propósitos en la muerte de
Cristo, uno primario y otro secundario. El propósito primario de la muerte de
Cristo fue el de glorificar a Dios. En todas las cosas que Dios hace, su primer
propósito es mostrar su propia gloria. Todas las cosas existen principalmente
para glorificar a Dios. (Ef.1: 12, Fil. 2: 11, Rom.11: 36).
Pero la muerte de Cristo tuvo también un propósito
secundario, el de salvar a los hombres de sus pecados y llevarlos a Dios.
Entonces ahora, quiero demostrar que la muerte de Cristo ha comprado, para
todos por quienes murió, todo lo necesario para que gocen de dicha salvación
con toda seguridad.
CAPITULO DOS
¿CRISTO MURIÓ PARA BENEFICIAR A QUIÉN?
Necesitamos aclarar la cuestión de quién recibe el
beneficio de la muerte de Cristo. Hay tres posibilidades:
A) Pudo haber sido para beneficiar al Padre.
B) Pudo haber sido para el beneficio de Cristo mismo.
C) Pudo haber sido para nuestro beneficio.
Recuerden que aquí estoy hablando del propósito
secundario de la muerte de Cristo. En este sentido, podemos mostrar que la
muerte de Cristo no fue para beneficiar a Dios el Padre.
Frecuentemente es argumentado que Cristo murió para que
fuese posible que Dios perdonara a pecadores, como si de otra manera Dios no
pudiese perdonarnos. Esta idea sugiere que el propósito secundario de la muerte de Cristo fue para
beneficiar al Padre. Tal sugerencia es falsa y necia por las siguientes
razones:
1. Significaría que Cristo murió para quitar algún
impedimento que había en el Padre para perdonar nuestros pecados. Pero la Escritura
afirma claramente que Cristo murió para librarnos a nosotros del pecado.
2. Significaría quizás que nadie sería realmente salvo del
pecado. Si Cristo simplemente obtuvo la libertad del Padre para perdonar pecadores,
entonces el Padre puede o no usar esa libertad.
En tal caso la muerte de Cristo todavía no asegura
realmente nuestra salvación. Pero la Escritura dice claramente que Cristo vino
para salvar a lo que se había perdido.
En seguida mostraremos que la muerte de Cristo no fue
para su propio beneficio.
1. Puesto que Cristo es Dios, ya posee toda la gloria y el
poder que es posible tener. Al fin de su ministerio terrenal, El no pide más gloria
de la que El ya tenía antes de la fundación del mundo. (Jn.17:5). No tuvo que
morir para ganar ningún beneficio para El mismo.
2. A veces se sugiere que la muerte de Cristo ganó para
El, el derecho de ser juez de todos. Pero si el propósito de la muerte de Cristo
fue con el fin de poder juzgar y condenar a algunos, entonces su muerte no fue
para salvarlos. Entonces aún si fuéramos a aceptar tal sugerencia, no podríamos
usarla para comprobar que Cristo murió por todos los hombres.
Entonces, concluimos que la muerte de Cristo debió tener
el propósito de beneficiarnos a nosotros. No fue para que el Padre nos pudiera
salvar si quisiera. No fue para obtener algún beneficio para Cristo mismo. Por
lo tanto, el propósito tiene que ser que la muerte de Cristo realmente obtuvo
todas las buenas cosas que fueron prometidas en el acuerdo con su Padre, para
beneficiar a todos aquellos por quienes El murió. Ahora procederemos a examinar
lo que las Escrituras dicen acerca de aquellas buenas cosas.
CAPITULO TRES
¿Cuál fue el propósito de la muerte de Cristo? Ya hemos
visto en breve lo que las Escrituras enseñan acerca de porqué murió Cristo
(Parte 1, capítulo 1). Ahora nos toca examinar en forma más detallada las
Escrituras que hablan de lo que sería obtenido por la muerte de Cristo. Esto lo
haremos examinando tres grupos de versículos.
PRIMERO, hay los versículos en las Escrituras que nos
muestran lo que Dios se propuso hacer por la muerte de Cristo. He escogido ocho
versículos para comentarlos, aunque se podrían usar muchos otros:
1. Lucas 19:10 “Porque el hijo el hombre vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido.” Por lo tanto está claro que Dios se propuso realmente
salvar a los pecadores por la muerte de Cristo. A menos que encuentre lo que
busca y salve lo que se había perdido, habrá fracasado en su propósito.
2. Mateo 1:21 “...y llamarás su nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.” Entonces cualquier cosa necesaria para
efectuar la salvación de los pecadores, tenía que ser hecha por Cristo.
3. 1 Tim.1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por
todos; que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.” Esto no nos
permite suponer que Cristo vino simplemente para hacer que la salvación de
pecadores fuera posible, sino que insiste en que vino para salvarlos. No dice
que vino para abrir una puerta para que acudan si quieren, sino para salvarlos
de la culpa y el poder del pecado.
4. Hebreos 2:14-15. “Para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo, y librar a todos los
que estaban sujetos a servidumbre.” ¿Qué podría ser más claro que esto? En el
contexto, los que son librados son los hijos que el Padre le había dado. No
todos son librados del diablo y de la muerte, sino sólo aquellos por quienes El
murió.
5. Efesios 5:25-27 “Cristo amó a la iglesia y se entregó a
sí mismo por ella, para santificarla... para presentársela gloriosa para sí, una
iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante.”No creo que sea
posible decirlo en forma más clara de lo que el Espíritu Santo lo ha hecho en
este pasaje; Cristo murió para purificar, santificar y glorificar la iglesia.
6. Juan 17:19 “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para
que también ellos sean santificados en la verdad.” Seguramente aquí escuchamos
al Salvador pronunciando el propósito de su muerte. El murió para que algunos
sean verdaderamente santificados (no todo el mundo, puesto que no estaba orando
por el mundo, ver.9, sino por los que le fueron dados del mundo, ver. 6).
7. Gál. 1:4 “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados
para librarnos...” Aquí vemos nuevamente que el propósito de la muerte de Jesús
fue para librarnos realmente del pecado.
8. 2 Co.5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo
hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
Aprendemos de esto que el propósito fue hacer a los pecadores justos en Cristo
Jesús.
De todos estos versículos está claro que la muerte de
Cristo tenía la intención de salvar, librar, santificar y hacer justos a
aquellos por quienes El murió. Pregunto, ¿Todos los hombres son salvados, librados,
santificados y hechos justos? ¿Acaso ha fracasado Cristo al no cumplir su
propósito? Juzgue usted por sí mismo, si Cristo murió por todos los hombres o
si sólo lo hizo por los que son salvados y justificados.
SEGUNDO, hay versículos que hablan no sólo de cual fue la
intención de la muerte de Cristo, sino de lo que fue obtenido por ella.
Aquí he seleccionado seis pasajes:
1. Hebreos 9:12-14 “Por su propia sangre entró una sola vez
en el santuario, habiendo obtenido eterna redención la sangre de Cristo
limpiará vuestras conciencias.” Aquí se mencionan dos resultados inmediatos de
la muerte de Cristo: la eterna redención y la limpieza de la conciencia.
Cualquiera que posee estas dos cosas, es uno por quien Cristo murió.
2. Hebreos 1:3 “Habiendo efectuado la purificación de
nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas.”
Cristo obtuvo la purificación espiritual a favor de aquellos por quienes murió.
3. 1 Ped.2:24 “El cual mismo llevó nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero.” Aquí tenemos una declaración de lo que Cristo hizo; El
llevó nuestros pecados en su cuerpo.
4. Col.1:21-22. “Empero ahora os ha reconciliado... en el
cuerpo de su sangre por medio de muerte, para hacernos santos, y sin mancha, e
irreprensibles delante de él.” Así es que, un estado real de paz con Dios el
Padre, ha sido obtenido para todos aquellos por quienes El murió.
5. Apocalipsis 5:9-10. “Tu fuiste inmolado y nos has
redimido para Dios con tu sangre... y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes...”
Está obvio que esto no es verdad tocante a todos los hombres, pero que es una
descripción de la verdad respecto a todos aquellos por quienes Cristo murió.
6. Juan 10:28 “Yo les doy vida eterna.” Cristo mismo
explica que la vida eterna les es dada o concedida sólo a sus ovejas. Vea los versículos
15,26 y 27. La vida espiritual que los creyentes reciben fue obtenida por la
muerte de Cristo.
De estos seis pasajes (podríamos citar muchos otros)
podemos concluir lo siguiente: Si la muerte de Cristo realmente obtiene la
redención, la purificación, la reconciliación, la vida eterna y la ciudadanía en
el reino, entonces Cristo debió haber muerto sólo por aquellos que obtienen
estas cosas. Queda claro que no todos los hombres tienen estas cosas. No pudo
haber sido el propósito de la muerte de Cristo el salvar a todos los hombres.
TERCERO, hay también un grupo de textos que describen a aquellos por
quienes Cristo murió. Frecuentemente son descritos como los “muchos”, vea por
ejemplo Is.53:11, Mr.10:45 y He.2:10. Pero los “muchos” son descritos en otros
textos como lo siguiente:
Las ovejas de Cristo Jn.10:15
Los hijos de Dios Jn.11:52
Los hijos que le fueron dados por el Padre Jn.17:11,
He.2:13
Los elegidos Rom.8:33
Su pueblo al cual antes conoció Rom.11:2
Su Iglesia Hch.20:28
Los cuyos pecados El llevó He.9:28
Tales descripciones sin lugar a dudas no son verdad
acerca de todos los hombres. Entonces, está visto que la muerte de Cristo tal
como la Biblia la describe, no pudo haber sido por todos los hombres.
CAPITULO CUATRO
¿MURIÓ CRISTO PARA HACER QUE LA SALVACIÓN FUESE SÓLO UNA POSIBILIDAD?
Algunos han sugerido que la muerte de Cristo obtuvo
suficiente redención para todos los hombres, si sólo fueran a creer. No
obstante, ese beneficio es dado sólo a algunos porque sólo algunos creen.
Ellos dicen que Cristo obtuvo una salvación la cual es
suficiente para todos pero que sólo salva a algunos.
Sin duda, pagar el precio por la redención de un esclavo
no es lo mismo como librar aquel esclavo. Obtener la salvación y concederla no
son la misma cosa. Pero hay otras cosa que también debemos tomar en cuenta:
1. Obtener nuestra redención y concedérnosla son dos actos
distintos, pero no puede argumentarse que estos dos actos se relacionan con dos grupos distintos de personas. Cristo
no tuvo en mente dos propósitos distintos en su muerte.
2. La voluntad de Dios, que Cristo obtuviera la salvación
de los pecadores, no dependía de la condición de que los pecadores creyeran. La
voluntad soberana de Dios fue que la salvación fuese obtenida y concedida.
3. Nuestra recepción de la salvación es condicionada por
nuestra fe. No obstante, esa fe es el don de Dios que nos es concedido
incondicionalmente, como demostraremos más adelante.
4. Aquellos por quienes Cristo obtuvo beneficios por su
muerte deben recibirlos. Tienen que recibirlos porque:
A. Si Cristo sólo obtuvo los beneficios, pero no pudo
concederlos, entonces su muerte no salvaría a nadie.
B. ¿Designó Dios a un salvador, sin designar a aquellos que
serían salvos? ¿Podría Dios designar un medio sin estar seguro del fin? Eso
sería una contradicción de la enseñanza de la Escritura.
C. Si una cosa es obtenida para mí, seguramente me
pertenece como un derecho, y lo que me pertenece como derecho, debe ser mío de hecho.
Así la salvación que Cristo obtuvo, debe pertenecer a aquellos para quienes fue
obtenida. Pero si alguien fuera a decir: “Sí, pero les pertenece a condición de
que crean.” Yo contesto otra vez que la fe nos es dada por Dios.
D. La Escritura siempre pone juntos a aquellos por quienes
Cristo obtuvo la redención y a aquellos a quienes la aplica.
I. Isaías 53:5 Cristo sana espiritualmente a aquellos por
quienes fue herido.
II. Isaías 53:11 Cristo justifica a aquellos cuyos pecados
El llevó.
III. Romanos 4:25 Cristo justifica a aquellos por quienes El
fue entregado.
IV. Romanos 8:32-34 Dios da todas las cosas a aquellos por quienes
Cristo murió.
Aquellos por quienes Cristo murió no pueden ser
condenados y Cristo intercede ahora por ellos.
Todos estos argumentos establecen firmemente que a todos
aquellos por quienes Cristo obtuvo la redención, les es otorgada sin fallar.
La muerte de Cristo no hizo posible la salvación de todos
los hombres, sino que hizo real la salvación de aquellos a quienes es concedida.
Ahora voy a hacer cuatro declaraciones que definen este asunto.
Sobre estos cuatro puntos comentaré más adelante en este
libro.
1. Dios envió a Cristo a morir a causa de su amor eterno
por los escogidos.
2. El valor de la muerte de Cristo sobrepasa toda medida, y
tiene suficiente valor para lograr todo aquello que se propuso.
3. El propósito del Padre fue el de traer de muchas
naciones, muchos hijos a la gloria, es a saber: sus elegidos con quienes El ha hecho
un pacto nuevo.
4. Todo lo que fue comprado por la muerte de Cristo a favor
de este pueblo, a su tiempo llega a pertenecerles. Puesto que Cristo lo obtuvo
a favor de ellos, Cristo tiene motivos para pedir que así sea.
NOTA ADICIONAL
Si sostenemos el punto de vista de que la muerte de
Cristo hace posible la salvación de todos, pero realmente salva sólo a aquellos
que creen, entonces estamos diciendo lo siguiente:
1. Que Dios debería salvar a todos los hombres. Esto lo
negamos. Dios tiene que hacer sólo lo que El escoge hacer.
2. Que Dios no puede hacer lo que quiere a menos que los
hombres cumplan ciertas condiciones. Esto lo negamos porque disminuye la gloria
de Dios.
3. Que el amor de Dios se demostraría mejor si el amara a
todos los hombres por igual, en vez de amar solamente a algunos. Esto lo negamos
y lo discutiremos más detalladamente en la parte cuatro, capítulos dos y
cuatro.
4. Que Dios envió a su Hijo a morir porque amó a todos los
hombres por igual. Esto lo negamos como algo antibíblico. Muchos pasajes en la
Escritura describen a personas, las cuales no son el objeto del amor redentor
de Cristo. Vea Proverbios 16:4; Hechos 1:25, Romanos 9:11-13, 1 Tes.5:5-9, 2
Pedro 2:12 y Judás 4.
5. Que la fe, la cual es la condición para recibir la
salvación, no nos fue obtenida por la muerte de Cristo. Esto lo negamos porque
la Escritura enseña que la fe es uno de los beneficios que Cristo obtuvo para
los suyos.
6. Que Cristo fue el sustituto por toda la raza humana.
Esto lo negamos porque si Cristo fuera el sustituto por todos, entonces todos
serían salvados.
7. Que Cristo murió por aquellos quienes el Padre sabía de
antemano que no serían salvos. Yo no veo qué se gana al argumentar de esta
forma.
CAPITULO CINCO
RAZONES POR LAS CUALES TODOS POR QUIENES CRISTO MURIÓ TIENEN QUE SER
SALVOS
Ocuparemos un capítulo más para mostrar el error de los
que dicen que la muerte de Cristo fue suficiente para salvar a todos, pero que realmente
salva sólo a algunos (“suficiente para todos, eficaz para algunos”). Aunque hay
una distinción entre obtener la redención y concederla, sin embargo estas dos
cosas no pueden ser separadas.
Afirmo que cuando una cosa es obtenida a favor de
alguien, entonces no puede ser incierto si lo tendrá o no. Esa persona no diría
“quizás será mía”. Entonces, todo lo que Cristo obtuvo por su muerte debe
pertenecer a aquellos para quienes fue obtenido.
Sería contra la razón sugerir que Dios quiso que Cristo
muriera por alguien y al mismo tiempo esa persona no reciba el beneficio.
Sería irrazonable que un rescate fuera pagado por la
liberación de unos esclavos, y al mismo aquellos esclavos no obtuvieran la
libertad. Y ya sabemos que la muerte de Cristo fue un rescate. (Mt.20:28)
Algunos han discutido que aunque es cierto que lo que es
obtenido a favor de alguien le pertenece por derecho, no obstante pudo haber
sido obtenido para él bajo ciertas condiciones. Y ellos dicen que la condición
bajo la cual podemos recibir los beneficios que Cristo obtuvo, es que no
resistamos la redención ofrecida, o que nos rindamos a la invitación del
evangelio, o simplemente que tengamos fe.
Contra este argumento señalaré lo siguiente:
1. Si el propósito divino de redimir es sincero, y si
Cristo murió para salvar a todos bajo ciertas condiciones, entonces todos sin excepción
deberán llegar a saber de estas condiciones. El propósito de salvar no puede
ser sincero si algunos son dejados ignorantes de las condiciones para
obtenerla. ¿Qué hay con aquellos que nunca escuchan?
2. Las condiciones exigidas para obtener el beneficio de
la muerte de Cristo, o están dentro de nuestra capacidad para cumplirlas o no.
Si lo están, entonces todos los hombres poseen la capacidad de creer, algo que
es evidentemente falso. Vea Jn. 6: 44, 5: 40, Ef. 2: 1, Rom.8:7-8, 2ª Cor.4: 3-4,
1ª Cor. 2: 14. Pero, si los hombres no poseen esta capacidad, entonces el Señor
tiene que concederla o negarla. Si así es, que la concede o la niega, entonces ¿Por
qué no son salvos todos? (Porque se supone que si Dios quisiera salvar a todos,
concedería la capacidad de creer a todos). Debemos responder que Dios no ha concedido tal
capacidad a todos, porque no fue su propósito de salvar a todos.
3. La fe (la cual es la condición para recibir la
salvación) es obtenida para nosotros por la muerte de Cristo o no. Si lo es, y
como dicen ellos “Cristo murió por todos los hombres”, entonces todos los
hombres deben poseerla. Si no fue obtenida para nosotros por Cristo, entonces
la parte más esencial de la salvación, no dependería del todo de la obra de
Cristo. Esto disminuye la gloria de Cristo y es contrario a la enseñanza
bíblica de que la fe es el don de Dios. Vea Fil.1:29 y Ef.2:8.
4. Afirmar que Cristo murió por todos, pero que solamente
aquellos que cumplen ciertas condiciones serán salvos; hace a Cristo un medio
mediador (y hace que la salvación sea por obras).
Muchos dicen que Cristo obtuvo la salvación para todos,
pero yo pregunto ¿De qué sirve esto, si no cumplió con las demás condiciones?
En resumen, repetimos que lo que Cristo ha obtenido, no
puede ser separado de aquellos para quienes El lo adquirió. Cristo murió, no
para que los hombres fueran salvos a condición de que creyeran; sino que murió
por todos los elegidos de Dios a fin de que crean. En ninguna parte la
Escritura dice que Cristo murió por nosotros a condición de que creamos. Eso
haría de nuestra fe, la causa de que Cristo muriera por nosotros. Mas Cristo
murió por nosotros a fin de que creamos.
Ahora que hemos examinado en las partes uno y dos de
nuestro tema, procederemos a estudiar más pruebas de la verdad que estamos sustentando.
Pero deseo que guarden en su mente estos puntos fundamentales que ya hemos
comentado. NOTA DEL TRADUCTOR
PARTE TRES
Dieciséis argumentos, los cuales demuestran que Cristo no
murió por todos los hombres
1 Dos argumentos basados en la naturaleza del nuevo pacto.
2 Tres argumentos basados en las descripciones bíblicas de
la salvación.
3 Dos argumentos basados en la naturaleza de la obra de
Cristo.
4 Tres argumentos basados en la naturaleza de la santidad
y la fe.
5 Un argumento basado en el significado de la palabra
“redención.”
6 Un argumento basado en el significado de la palabra
“reconciliación.”
7 Un argumento basado en el significado de la palabra
“satisfacción.”
8 Dos argumentos basados en el valor de la muerte de
Cristo.
9 Un argumento general de versículos particulares de la
Escritura.
CAPITULO UNO
DOS ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DEL NUEVO PACTO
ARGUMENTO # 1 En Mateo 26:28, el Señor Jesucristo habla de “mi
sangre del nuevo pacto.” Este nuevo “pacto” o “testamento” es el nuevo acuerdo
o contrato que Dios ha hecho para salvar a los hombres.
La sangre de Cristo derramada en su muerte es el precio
del acuerdo, y tiene relación solamente con aquellos a quienes el acuerdo se
aplica.
Este nuevo pacto es diferente del antiguo pacto que Dios
hizo con los hombres. En el antiguo pacto, Dios prometió salvar a todos los que
guardaran sus leyes: “Que el hombre que hiciera estas cosas vivirá por ellas.”
(Rom.10:5 y Lev.18:5) Pero, puesto que los hombres son pecadores no pueden
guardar la ley de Dios y por lo tanto el antiguo pacto fue hecho inútil.
En el nuevo pacto, Dios promete poner sus leyes en
nuestras mentes y escribirlas en nuestros corazones. (He.8:10). Está claro entonces,
que este acuerdo tiene relación sólo con aquellos en cuyos corazones y mentes
Dios hace realmente esto. Puesto que es obvio que Dios no hace esto para todos
los hombres, entonces no todos los hombres están incluidos en el pacto por el
cual Cristo murió.
Algunos han sugerido que Dios escribiría sus leyes en
nuestras mentes, si sólo creyéramos. Pero poseer la fe, es lo mismo que tener la
ley de Dios escrita en nuestros corazones. Entonces, decir como algunos dicen:
“Si su ley está en nuestros corazones, entonces Dios escribirá sus leyes en
nuestro corazón”, es pura tontería.
La naturaleza del nuevo pacto hace claro que la muerte de
Cristo no fue para todos los hombres.
ARGUMENTO # 2 El evangelio ha estado en el mundo a lo largo de los
siglos desde que Cristo vino. No obstante naciones enteras han vivido sin
conocimiento alguno de él. Si fuera la intención que la muerte de Cristo
salvara a todos los hombres, a condición de que creyeran entonces el evangelio
debería haberse divulgado a todos los hombres.
De otro modo, el propósito de salvar a todos los hombres
ha fracasado, puesto que no todos han escuchado. Pero esto no puede ser cierto
porque sería contra la naturaleza y la sabiduría de Dios enviar a Cristo para
salvar a todos y no asegurar que todos escuchen acerca de esto. ¿Estaría
conforme a la bondad de Dios actuar de esta manera?
Esto es como si un doctor fuera a decir que tiene la medicina
que curaría todas las enfermedades en el mundo y no obstante ocultar ese
conocimiento de muchas personas. En tal caso, ¿podríamos realmente argumentar
que el doctor tenía la intención sincera de curar las enfermedades de todos?
Hay un número de textos que lo hacen claro, que millones
nunca han escuchado ninguna palabra acerca de Cristo. Nosotros no podemos dar
otra explicación del “porqué”, salvo la que dio Cristo mismo; “así Padre, pues
que así agradó en tus ojos.” (Mt. 11: 26). Tales Escrituras como el Sal.147: 19-20,
Hch. 14: 16 y Hch. 16: 6-7, afirman los hechos de nuestra experiencia común; de
que el Señor no ha asegurado que todos escuchen el evangelio. Debemos concluir
que no es el propósito de Dios salvar a todos los hombres.
CAPITULO DOS
TRES ARGUMENTOS BÍBLICOS BASADOS EN LA DESCRIPCIÓN BÍBLICA DE LA
SALVACIÓN
ARGUMENTO # 3 Las Escrituras describen lo que Cristo Jesús hizo
por su muerte como “La redención eterna”. (Esto significa nuestra liberación
eterna del pecado, la muerte y el infierno.) Ahora, si esta bendición fue
comprada para todos los hombres, entonces todos los hombres la tienen
automaticamente o está a su disposición bajo ciertas condiciones.
Por nuestra experiencia podemos ver que no es cierto que
todos los hombres tengan la redención eterna, Entonces ¿Está disponible esta
redención bajo ciertas condiciones?
Pregunto ¿Cumplió Cristo estas condiciones en nuestro
favor o depende la satisfacción de estas condiciones de nuestro cumplimiento de
otras? La primera de estas posibilidades, que Cristo cumple las condiciones
necesarias para conceder la redención eterna significaría que todos los hombres
tienen esa redención, circunstancia que no concuerda con la realidad que
observamos en el mundo.
Tenemos que decir entonces que si Cristo no cumple estas
condiciones para que todos los hombres tengan la redención, entonces tiene que cumplirlas
a favor de los que cumplen otras condiciones. En tal caso damos vuelta en un
círculo, haciendo que las condiciones cumplidas por Cristo en la redención,
dependan del cumplimiento de otras y así sucesivamente. Estos argumentos
muestran cuan irrazonable es suponer que Cristo murió para obtener la redención
eterna de todos los hombres.
Si hubiera algunos que siguen insistiendo en que la
redención eterna está disponible bajo ciertas condiciones, entonces no cabe duda
que todos debieran ser notificados. Pero esta notificación no les es concedida
a todos como ya hemos señalado en la parte tres, en el capítulo uno, argumento
dos.
Además, si obtener la redención eterna depende de que los
hombres cumplan ciertas condiciones, entonces tienen la capacidad de cumplirlas
o no. Si son capaces por sí mismos de cumplir las condiciones, entonces tenemos
que decir que todos los hombres pueden de su propia capacidad creer el
evangelio. Sin embargo esta postura es contraria a las Escrituras, las cuales
enseñan que los hombres están muertos en pecado y por lo tanto no son capaces
de cumplir ningunas condiciones.
Si concordamos con la enseñanza bíblica de que los
hombres no tienen la capacidad por sí mismos de cumplir las condiciones para obtener
la redención eterna, entonces Dios piensa concederles o no la capacidad para
cumplirlas. Si Dios piensa hacerlo, entonces ¿Porqué no lo hace? En tal caso
todos los hombres serían salvos.
Por otro lado, si Dios piensa no darles a todos los
hombres la capacidad para creer, y sin embargo Cristo murió para dar la
redención eterna a todos los hombres, entonces tenemos que Dios se encuentra
exigiendo a los hombres capacidades que se ha negado a concederles.
Evidentemente creer esto es una locura. Esto sería como si Dios prometiera a un
muerto la capacidad de resucitar, cuando en realidad no tiene intención alguna
de concederle dicho poder.
ARGUMENTO # 4 La Biblia describe en una manera muy exacta a aquellos
por quienes Cristo murió. Nos dice que la raza humana está dividida en dos
grupos y que Cristo murió sólo por uno de ellos.
Las Escrituras que enseñan que Dios divide a los hombres
en dos grupos son las siguientes:
Mateo 25: 12 y 32, Juan 10: 14 y 26, Juan 17:9, Romanos
9: 11-23, 1 Tesalonicenses 5: 9.
Aprendemos que existen aquellos los cuales Dios ama y
aquellos que odia, aquellos que conoce y aquellos que no conoce.
Otras Escrituras dejan claro que Cristo murió sólo por
uno de estos dos grupos. Nos dicen que murió por:
Su pueblo: Mateo 1: 21.
Sus ovejas: Juan 10: 11, 14.
Su Iglesia: Hechos 20: 28.
Sus elegidos: Romanos 8: 32-34.
Sus hijos: Hebreos 2: 13.
De esto podemos concluir que Cristo no murió por aquellos
que no son su pueblo o sus ovejas o su Iglesia. Por lo tanto no pudo haber muerto
por todos los hombres.
ARGUMENTO # 5 No deberíamos describir la salvación en una forma
diferente a como la Biblia lo hace. Y la Biblia no dice en ningún lugar que
Cristo muriera por “todos los hombres”, o por “cada hombre”. Es cierto que la
Biblia dice que “Cristo se dio a sí mismo en rescate por todos” (1Tim2:6), pero
no se puede demostrar que esto signifique más que “todas sus ovejas” o “todos
sus elegidos”. Si uno examina cuidadosamente cada texto en donde aparece la
palabra “todos” fijándose en el contexto, entonces se dará cuenta de que la
Escritura no enseña en ningún lugar que Cristo murió por cada hombre.
(En la parte cuatro, capítulos tres y cuatro,
consideraremos en forma detallada muchos de los versículos que usan las
palabras “mundo” y “todos” en relación con la muerte de Cristo.)
CAPITULO TRES
DOS ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DE LA OBRA DE CRISTO
ARGUMENTO # 6 En la Biblia hay muchos versículos que hablan del
Señor Jesucristo como haciéndose responsable por otros cuando murió, por
ejemplo:
El murió por nosotros Rom. 5: 8.
El fue hecho por nosotros maldición Gál. 3: 13.
El fue hecho pecado por nosotros 2 Cor.5: 21.
Tales expresiones dejan claro que Cristo estaba haciendo
algo como sustituto en lugar de otros.
Ahora bien, si El murió en lugar de otros, es de
esperarse que todos aquellos por quienes ocupó lugar, ahora deben ser libres
del enojo y del juicio divino. (Dios no puede castigar justamente tanto a Cristo
como a aquellos para quienes El fue un sustituto). No obstante está claro que
no todos los hombres son libres de la ira de Dios. (Vea Juan 3:36.) Por lo
tanto, Cristo no pudo haber sido un sustituto por todos los hombres.
Si todavía se insiste en que Cristo murió como un
sustituto de todos los hombres, entonces tenemos que concluir que su muerte no fue
un sacrificio lo suficientemente eficaz, porque no todos los hombres son salvos
del pecado y del juicio.
Efectivamente, si Cristo murió en lugar de todos los
hombres entonces, se ofreció a sí mismo como un sacrificio por todos los
pecados, (en tal caso, todos los hombres son salvos), o fue sólo un sacrificio por
algunos de sus pecados, (en tal caso nadie es salvo, porque permanecen algunos
pecados). Ninguna de estas declaraciones pude ser cierta como ya hemos visto en
este libro. (Vea parte uno, capítulo tres). Será claro que no hay ninguna forma
para decir que Cristo murió por todos los hombres.
ARGUMENTO # 7 Las Escrituras describen la naturaleza de la obra
de Cristo Jesús como la obra de un mediador y un sacerdote: “El es el mediador
del nuevo pacto.” (Heb.9: 15) Cristo actúa como mediador siendo sacerdote de
aquellos que El trae a Dios. Que Cristo Jesús no es el sacerdote de todos es
obvio tanto de las Escrituras como de la experiencia, tal como hemos visto en
la parte dos, capítulo dos de este libro.
CAPITULO CUATRO
TRES ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DE LA SANTIDAD Y LA FE
ARGUMENTO # 8 Si la muerte de Cristo es el medio por el cual aquellos
por quienes murió son limpiados y santificados, entonces debió haber muerto
sólo por aquellos que experimentan esto. Es obvio que no todos los hombres son
hechos santos y por lo tanto Cristo no murió por todos los hombres.
Quizás estaría bien comprobar que la muerte de Cristo es
el medio para obtener la purificación del pecado y la santidad, esto lo haré en
dos maneras:
PRIMERO, la adoración en el Antiguo Testamento fue
diseñada para enseñar verdades acerca de la muerte de Cristo, la sangre de los
sacrificios veterotestamentarios hacía posible que aquellos por quienes era
derramada, fueran aceptados en la adoración a Dios. ¿Cuánto más ha de limpiar
la sangre de Cristo a aquellos por quienes El murió? (Heb. 9: 13-14)
SEGUNDO, hay versículos que declaran fehacientemente que la muerte
de Cristo hace precisamente las cosas que tuvo intención de realizar: “el
cuerpo del pecado fue destruido a fin de que ya no sirvamos más al pecado”
(Rom.6:6); “se dio a sí mismo para redimirnos y purificarnos” (Ti. 2: 14).
Estos versículos, y muchos otros insisten
en que la santidad es el resultado inevitable en la vida de todos aquellos por
quienes Cristo murió. Puesto que no todos los hombres son santos, Cristo no
murió por todos.
Algunos sugieren en vano que la muerte de Cristo no es la
causa de la santidad. Dicen que la santidad sólo llega a ser una realidad cuando
el Espíritu Santo la trae o cuando es recibida por la fe. Pero la obra del
Espíritu Santo y el don de la fe, son también el resultado o fruto de la muerte
de Cristo. Así pues, esta sugerencia no cambia el hecho de que la santidad es
el resultado inequívoco sólo en las vidas de aquellos por quienes Cristo murió.
El hecho de que el juez da permiso y el carcelero abre la puerta de la prisión,
no es la causa de la libertad del deudor; la causa es que alguien pagó por sus
deudas.
ARGUMENTO # 9 La fe es esencial a la salvación. Esto queda claro
de la Escritura (Heb.11:6) y la mayoría de la gente acepta este hecho. Pero
como ya hemos visto, todo aquello que es necesario para salvación nos ha sido
obtenido por Cristo.
Ahora, si esta fe fue obtenida para todos los hombres por
Cristo, entonces es nuestra con o sin ninguna condición. Si es sin condiciones,
entonces todos los hombres la tienen. Pero como ya hemos visto, esto es
contrario a la experiencia y a la Escritura. (Vea 2 Tes.3:2)
Si la fe es dada bajo alguna condición, entonces yo
pregunto ¿Cuál condición?
Algunos dicen, que la fe es dada a condición de que no
resistamos a la gracia de Dios. Sin embargo, no resistir realmente significa obedecer,
y obedecer significa creer. Entonces, lo que tales personas están diciendo es
que la fe les es concedida a aquellos que creen (es decir a los que tienen fe).
Esto es sin lugar a dudas absurdo.
Por otra parte, algunos argumentan que la fe no fue obtenida
para nosotros por la muerte de Cristo. Entonces ¿Es la fe un acto de nuestra
propia voluntad? Esto es contrario a la enseñanza de muchos textos bíblicos e
ignora el hecho de que los incrédulos están muertos en pecados e incapaces de
realizar cualquier acto espiritual. (1Cor.2:14). Entonces, regreso a la
posición de que la fe es obtenida por Cristo.
La fe es una parte esencial de la santidad. En el
argumento número ocho mostré que la santidad es obtenida para nosotros por la
muerte de Cristo. Por lo tanto, también obtuvo para nosotros la fe. Negar esto,
es sostener que sólo obtuvo una parte de la santidad, es decir, faltando la fe.
Ninguna persona que hable seriamente sugeriría tal cosa.
Aún más, Dios escogió su pueblo a fin de que sean santos;
“nos escogió para que fuésemos santos.” (Ef. 1: 4) Repito, que la fe es una parte
esencial de la santidad. Al escoger a su pueblo para ser santo, seguramente
Dios también escogió que tuviéramos fe. Fue una parte el acuerdo entre Dios el
Padre y Dios el Hijo, que todos aquellos por quienes Cristo murió tendrían
todas las bendiciones que el Padre quería darles. La fe es una de las
bendiciones que el Padre da. (Heb.8: 10-11)
Las Escrituras enseñan claramente que la fe fue obtenida
para nosotros por Cristo Jesús, quien es el “Autor y Consumador de nuestra fe”
(Heb. 12: 2). Declaraciones tales como ésta y los tres párrafos anteriores
confirman que la muerte de Cristo obtiene la fe para su pueblo. Puesto que no
todos los hombres la tienen, Cristo no pudo haber muerto por todos los hombres.
ARGUMENTO # 10 El pueblo de Israel fue, en muchos sentidos, como
una ilustración de la Iglesia neotestamentaria. (1Cor.10:11)
Sus sacerdotes y sus sacrificios fueron ejemplos de lo
que Cristo haría a favor de la Iglesia de Dios. Su ciudad, Jerusalén, es usada como
un símbolo del cielo (He.12:22). Un verdadero israelita es un creyente
(Jn.1:47), y un verdadero creyente es un israelita (Gál.3:29).
Así, argumento lo siguiente: Si la nación de Israel fue
escogida por Dios de entre todas las demás naciones del mundo, para ilustrar el
trato de Dios con su Iglesia, entonces se sigue que la muerte de Cristo fue
sólo por la Iglesia y no por todo el mundo. La manera que Dios trató con su pueblo
escogido en el Antiguo Testamento, es una ilustración de cómo la salvación
obtenida por Cristo no es para todos los hombres, sino sólo para su pueblo
escogido.
CAPITULO CINCO
UN ARGUMENTO BASADO EN LA PALABRA “REDENCIÓN”
ARGUMENTO # 11 La manera en que la Biblia describe una doctrina,
nos ayuda a entenderla. Una palabra usada en la Biblia para describir lo que
Cristo realizó, es la palabra redención. “En quien tenemos redención por su
sangre.” (Col.1:14). Esta palabra significa “librar una persona de la
cautividad pagando un precio”. La persona no es redimida a menos que sea
librada. Entonces, el significado mismo de la palabra nos enseña que Cristo no
pudo haber obtenido la redención de aquellos que no son libres. Una redención
universal (así llamada) la cual finalmente deja a cualquiera todavía en cautiverio,
es una contradicción de términos.
En algunos versículos la sangre de Cristo es llamada “un
precio” y “un rescate” (Vea Mateo 20:28). El propósito de un rescate es para
obtener una liberación de aquellos por quienes el precio ha sido pagado. Es
inconcebible que un rescate sea pagado y la persona permanezca todavía como
prisionera. Entonces ¿Cómo puede ser argumentado que Cristo murió por todos los
hombres cuando no todos son salvos? Sólo los que son realmente librados del
pecado pueden ser aquellos por los cuales Cristo murió. La “redención” no puede
ser “universal”, como tampoco la Iglesia romana puede ser “universal”. La
redención tiene que ser particular puesto que sólo algunos son redimidos.
CAPITULO SEIS
UN ARGUMENTO BASADO EN EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “RECONCILIACIÓN”
ARGUMENTO # 12 Otra palabra que la Biblia usa para describir lo
que Cristo obtuvo por su muerte es reconciliación; “enemigos y ahora os ha
reconciliado”. (Col.1:21) La reconciliación es la restauración de la amistad
entre dos partes anteriormente enemigas. En la salvación de la cual la Biblia
habla, Dios es reconciliado con nosotros y nosotros somos reconciliados con
Dios; estas dos cosas deben suceder. La reconciliación de una parte y de la
otra son dos hechos separados, pero ambos necesarios para hacer la
reconciliación completa.
Es necio sugerir que por la muerte de Cristo, Dios es
ahora reconciliado con todos los hombres, pero que sólo algunos hombres están
reconciliados con El. Espero que nadie sugiera que Dios y todos los hombres
están reconciliados en esta manera, porque esa sería una reconciliación coja.
No hay una reconciliación real a menos que ambas partes participen de ella.
El efecto de la muerte de Cristo fue reconciliar a Dios
con los hombres y viceversa: “fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su
Hijo” (Rom.5: 10), “el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora
la reconciliación.” (Rom.5: 11). Así también ambas reconciliaciones se mencionan
en 2 Cor. 5: 19-20; “Dios estaba reconciliando... consigo... y sed
reconciliados con Dios”. Ahora, no puedo ver como es que esta doble
reconciliación puede ser “reconciliada” con la idea de que la muerte de Cristo
fue para todos los hombres.
Si por la muerte de Cristo, todos los hombres participan
de esta doble reconciliación, entonces ¿Cómo es posible que la ira de Dios esté
sobre algunos? (Jn.3: 36). Seguramente que Cristo solo pudo haber muerto por
aquellos que realmente son reconciliados.
CAPITULO SIETE
UN ARGUMENTO BASADO EN EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “SATISFACCIÓN”
ARGUMENTO # 13 La palabra satisfacción para
referirse a la muerte de Cristo, no se encuentra en la Biblia en español. No
obstante el significado de la palabra (es decir, un pago completo de la deuda
del deudor al acreedor) es una idea que el Nuevo Testamento usa frecuentemente,
cuando se refiere a la muerte de Cristo.
En nuestro caso, los hombres son deudores a Dios porque
no guardan sus mandamientos. La satisfacción necesaria para pagar nuestros
pecados es la muerte: “La paga del pecado es muerte.” (Rom.6: 23) La ley de
Dios es nuestro acusador al expresar la justicia divina en nuestra contra.
Somos convictos como transgresores y por lo tanto merecemos morir. La salvación
sólo es posible si Cristo paga nuestra deuda y así satisface la justicia de
Dios. La muerte de Cristo es llamada una “ofrenda” (Ef. 5: 2) y una
“propiciación” (1ª Jn. 2: 2). La palabra ofrenda significa un sacrificio
expiatorio, es a saber, un sacrificio para hacer enmienda por el pecado.
Propiciación significa una ofrenda para satisfacer la
justicia. Así pues, podemos usar la palabra satisfacción para abarcar toda la
enseñanza bíblica acerca de significado de la muerte de Cristo.
Por lo tanto, si Cristo por su muerte ha hecho una
satisfacción efectiva por alguien, entonces Dios tiene que estar completamente satisfecho
con ese alguien. Dios no puede exigir, justamente, un segundo pago de ningún
tipo. ¿Cómo se puede decir entonces que Cristo murió por todos los hombres y no
obstante muchos viven y mueren siendo pecadores, bajo la condenación de la ley
de Dios? Que contesten aquellos que puedan reconciliar estas cosas. Yo digo que
sólo los que son en realidad librados de su deuda en esta vida, son aquellos por
los cuales Cristo hizo satisfacción.
CAPITULO OCHO
Dos argumentos basados en el valor de la muerte de Cristo
ARGUMENTO # 14 El Nuevo Testamento habla frecuentemente del
valor o mérito de la muerte de Cristo, por el cual compró y obtuvo ciertos
beneficios. Por ejemplo la redención eterna fue obtenida “por su sangre” (He.9:
12); la Iglesia de Dios fue comprada “por su propia sangre” (Hch.20:28); los
creyentes son llamados “pueblo adquirido” (1Pe.2:9).
Entonces Cristo por medio de su muerte compró, para
aquellos por quienes murió, todas las cosas que la Biblia dice que fueron los efectos
de su muerte. El valor de su muerte compró la liberación del poder del pecado y
de la ira de Dios, de la muerte y del poder del diablo, de la maldición de la
ley y la culpa del pecado. El valor de su muerte obtuvo la reconciliación con
Dios, la paz y la redención eterna.
Estas cosas son ahora los dones gratuitos de Dios porque
Cristo los compró. Si Cristo murió por todos los hombres, entonces ¿Porqué no
todos los hombres reciben estos dones? ¿Acaso no tuvo suficiente valor su
muerte? ¿Acaso es injusto Dios por no conceder lo que Cristo compró para
nosotros? Resulta obvio que Cristo no compró estas cosas para todos los
hombres, sino sólo para aquellos que verdaderamente llegan a gozar de ellas.
ARGUMENTO # 15 Hay frases frecuentemente usadas para hablar de
la muerte de Cristo tales, como las siguientes: Cristo murió “por nosotros”,
Cristo llevó “nuestros pecados”, etc.. El significado claro de tales frases es
que Cristo en su muerte sustituyó a otros, para que fueran libres.
Si en su muerte Cristo fue un sustituto por otros, ¿Cómo
pueden estos morir llevando sus propios pecados? Cristo no pudo haber sido un
sustituto a favor de ellos y por lo tanto, queda claro que no pudo haber muerto
por todos los hombres.
De hecho, decir que Cristo murió por todos los hombres es
la manera más rápida para decir que no murió por ninguno. Porque si murió en
lugar de todos y sin embargo no todos son salvos, entonces fracasó en su
propósito.
CAPITULO NUEVE
UN ARGUMENTO GENERAL DE VERSÍCULOS PARTICULARES DE LA ESCRITURA
ARGUMENTO # 16 Hay un gran número de
versículos bíblicos que podría usar para argumentar que Cristo no murió por los
pecados de todos los hombres, he seleccionado solamente nueve y con ellos terminaré
los argumentos de esta parte.
1. Gén.3: 15 Este es el primer versículo en la Biblia
donde Dios indica que hay una diferencia entre el pueblo de Dios y sus
enemigos. Por la “simiente de la mujer” se entiende a Cristo Jesús y a todos
los creyentes en Cristo. (Esto queda claro por el hecho de que la profecía
acerca de la simiente de la mujer, es cumplida en Cristo y en su pueblo). Por
“la simiente de la serpiente” se entiende a todos los hombres incrédulos del
mundo (Vea Juan 8: 44). Puesto que Dios prometió que existiría odio entre la
simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, resulta evidente que Cristo
(la simiente de la mujer) no murió por la simiente de la serpiente.
2. Mat.7: 23 Aquí Cristo declara que hay personas las
cuales El nunca conoció. No obstante, en otro texto (Jn.10: 14-17) dice que conoce
a todo su pueblo. Seguramente que conoce a todos aquellos por los cuales El
murió. Si hay algunos que El no conoce, El no pudo haber muerto por ellos.
3. Mat. 11: 25-27 Estas palabras dejan claro que hay
algunos a los cuales Dios oculta el evangelio. Si es la voluntad del Padre que el
evangelio les sea oculto, Cristo no pudo haber muerto por ellos. Debemos notar
que Cristo está dando las gracias al Padre por haber hecho esta diferencia
entre los hombres, una diferencia la cual muchos todavía rehusan creer.
4. Jn.10: 11, 15, 16, 27, 28 De estos versículos queda
claro que:
A. Todos los hombres no son ovejas de Cristo.
B. La diferencia entre los hombres será evidente algún día.
C. Las ovejas de Cristo son identificadas como aquellas que
“oyen la voz de Cristo”; los demás no la escuchan.
D. Algunos que todavía no están identificados como ovejas,
ya son escogidos y llegarán a ser conocidos. “también tengo otras ovejas”
(vers.16).
E. Cristo murió, no por todos, sino específicamente por sus
ovejas.
F. Aquellos por quienes Cristo murió, son los que le fueron
dados por el Padre. Entonces, no pudo haber muerto por los que no le fueron
dados.
5. Rom.8: 32-34 En estos versículos es claro que la muerte
de Cristo pertenece sólo a los elegidos de Dios y también que Cristo intercede
solamente a favor de estas mismas personas.
6. Ef. 1:7 Basándonos en este versículo tenemos que decir
que, si la sangre de Cristo fue derramada por todos, entonces todos deben tener
la redención y el perdón. Pero es obvio que no todos tienen estos privilegios.
7. 2ª Cor. 5: 21 Así, en su muerte Cristo fue hecho
pecado, para todos aquellos que son hechos la justicia de Dios en El. Si fue
hecho pecado para todos los hombres, entonces ¿Porqué no son justificados todos?
8. Jn.17: 9 La intercesión de Cristo no es a favor de todos
los hombres y por consiguiente tampoco su muerte lo fue. (Vea parte dos,
capítulos cuatro y cinco).
9. Ef. 5: 25 Cristo ama a la Iglesia y eso es un ejemplo de
como un hombre debe amar a su esposa. Pero si Cristo amó tanto a otros como a
su Iglesia y murió por ellos, ¡Entonces los hombres pueden amar a otras mujeres
que no sean sus esposas!
Pensaba que podría añadir otros argumentos, pero al
repasar lo expresado, tengo confianza de que lo argumentado será suficiente para
satisfacer a cualquiera que puede ser satisfecho; aquellos que son obstinados
no estarían satisfechos aunque fuera a incluir más.
Entonces, concluyo aquí mis argumentos.
PARTE CUATRO
Argumentos a favor de la redención universal contestados
1 Respuestas a cuatro razones generales dadas con
frecuencia a favor de la redención universal.
2 Una explicación preliminar de los versículos que usan la
palabra “mundo”.
3 Un estudio detallado de Juan 3:16..
4 Un estudio detallado de 1 Juan 2:1-2.
5 Explicaciones breves de seis pasajes de la Escritura.
6 Explicaciones de los versículos que usan las palabras
“todos los hombres” y “todo hombre”.
7 Explicaciones de los versículos que parecen sugerir que
aquellos por quienes Cristo murió, pueden perecer.
8 Algunos razonamientos equivocados puestos al
descubierto.
CAPITULO UNO
Respuestas a cuatro razones generales dadas con
frecuencia a favor de la redención universal
RAZÓN # 1 Existen pasajes de la Escritura que hablan de lo que Cristo
realizó por medio de su muerte en términos muy generales e indefinidos. Por lo
tanto, de ellos se argumenta que su muerte no pudo haber sido con un propósito
particular o limitado.
Por ejemplo las Escrituras hablan de la muerte de Cristo
como poseyendo un valor infinito. Se refieren a su muerte como el derramamiento
de la “sangre del Señor.” (Hch.20:28). La sangre de Cristo fue una ofrenda “sin
mancha” que fue ofrecida mediante “el Espíritu eterno” (He.9:14). La sangre de
Cristo es descrita como “preciosa” más que oro o plata. (1 Pe.1:18-19). Puesto
que la muerte del Hijo de Dios posee sin ninguna duda un valor infinito ¿No
sería suficiente para todos los hombres?
No negamos que la muerte de Cristo fue de suficiente
valor para redimir a todos los hombres. Nuestro punto es que las Escrituras dejan
claro que la muerte de Cristo no tuvo la intención de ser un rescate para cada
hombre. (Este argumento es desarrollado más detalladamente en los próximos
capítulos). Algunos pudieran objetar que si Cristo no murió por todos, es en
vano predicar a todos (algo que la Escritura nos manda hacer en Mat.28:19). A
esto contesto:
A. Hay algunos que serán salvos de cada nación, cosa que no
podría suceder a menos que el evangelio fuera predicado en todos las naciones.
B. Puesto que ahora ya no existe ningún privilegio especial
para la nación judía, el evangelio debe ser predicado a todos sin distinción.
C. El llamamiento a los hombres para que crean no es en
primer lugar, un llamamiento a creer que Cristo muriera por ellos en particular,
sino un llamamiento a creer que no hay salvación en ningún otro, sino sólo en
Jesús.
D. Los predicadores nunca saben cuales de sus oyentes son
los escogidos de Dios. Por lo tanto, tienen que llamar a todos a que crean, prometiéndoles
que cuantos lo hicieran serán salvos porque hay suficiente valor en el
sacrificio de Cristo para salvar a cada uno que crea.
Estos puntos han de ser suficientes para dejar claro que
el evangelio debe ser predicado a todos, aunque no todos serán salvos.
Nota del traductor: Sabemos que a fin de cuentas,
solamente los escogidos creerán.
RAZÓN # 2 A veces las Escrituras parecen sugerir que algunos por
los que Cristo murió, no llegarán a ser salvos. De esto se sugiere que Cristo
muriera por todos, pero que sólo algunos logran cumplir las condiciones
necesarias para recibir el beneficio.
Debemos entender que frecuentemente las Escrituras
describen a personas conforme su apariencia externa, y no según su verdadero estado
interior. Por ejemplo, en Mateo 27 Jerusalén es llamada “la santa ciudad”. Pero
de eso no podemos concluir que Jerusalén era realmente santa.
En una forma semejante, a veces las Escrituras describen
a algunos como “santos”, “santificados” o aún como “escogidos” porque tienen
una relación externa con la comunidad de los creyentes. Pablo dijo respecto a
los creyentes en Filipos: “Como me es justo sentir esto de todos vosotros”
(Fil.1:7). De esto no podemos concluir que todos aquellos a quienes Pablo
escribió, fueran realmente creyentes.
Pablo los estaba juzgando de acuerdo al conocimiento
humano que de ellos tenía. Entonces si algunos de ellos apostataron, no podemos
decir que fue la intención divina salvarlos a todos, pero que sólo algunos
perseveraron. Cualquiera que llega a apostatar nunca fue un creyente verdadero,
a pesar de que diera por algún tiempo la apariencia externa de serlo. (Este argumento
se desarrolla más en el capítulo 7).
RAZÓN # 3 A veces las Escrituras parecen indicar que la salvación es
ofrecida en forma general a todos, a condición de que crean.
Así, algunos concluyen que Cristo debió haber muerto por
todos. Es cierto que la fe y la salvación siempre están vinculadas en las
Escrituras. El que crea será salvo. Esto significa solamente, que todos los
creyentes ciertamente serán salvos. No puede significar que Dios tenga la
intención de salvar a todos a condición de que crean, porque:
A. No es un hecho que Dios ofrece la vida eterna a todos
los hombres. La gran mayoría de la raza humana ha muerto sin haber escuchado
jamás el evangelio.
B. Los mandamientos generales de Dios, no nos indican
cuales sean sus intenciones particulares. En general, es un mandamiento que
todos los hombres deben obedecerle. Pero por ejemplo, en el caso particular de
Faraón, las intenciones divinas fueron diferentes de sus mandamientos, porque
Dios endureció el corazón de faraón (Ex.4:21), al mismo tiempo que le ordenaba
la obediencia.
C. La promesa del evangelio señala una conexión
inquebrantable entre la fe y la salvación. Pero esto no puede significar que
Dios tenga la intención de que todos se arrepientan y crean, porque en tal caso
¿Cuál sería el propósito de la elección divina? Si Dios tenía la intención de
salvar a todos ¿Porqué escogió sólo a algunos?
Y aún más, si tenía la intención de salvar a todos
¿Porqué ha fracasado en llevar a cabo su intención? (No tiene caso sugerir que
fracasó porque los hombres no creyeron; El debió conocer de antemano que no
creerían; entonces ¿Porqué se propuso lo que El sabía que no cumpliría?)
También, el hecho de que los creyentes y los incrédulos
viven juntos en el mundo, y el predicador no puede decir con plena certidumbre quienes
son y quienes no son los elegidos de Dios, significa que es necesario predicar
en términos generales a todos. Esto no significa que las promesas del evangelio
son hechas en forma general a todos, sino solamente que son declaradas en forma
general a todos.
Puesto que Cristo es recibido sólo por la fe, y puesto
que la fe es el don de Dios concedido a los que El quiere, está claro que Dios
no tiene la intención de salvar a ninguno a quien El no otorga la fe.
RAZÓN # 4 Algunos protestan que si Cristo no murió por todos los
hombres, entonces las exhortaciones bíblicas a que todos crean son sin valor.
Es necesario entender que la fe de la cual las Escrituras
nos hablan tiene diferentes etapas de crecimiento y un desarrollo lógico.
No debemos pensar que las exhortaciones bíblicas a que
todos crean, exigen que cada uno crea que Cristo murió por él en particular.
Hay otras cosas que han de ser creídas las cuales todos
los hombres pueden recibir. A nadie se ordena creer algo en lo cual no tiene evidencia
suficiente. Por ejemplo:
A. La primera cosa que los hombres deben creer es que no
pueden salvarse a sí mismos, porque son pecadores. Cada hombre tiene esta
evidencia en sí mismo, como Pablo lo demuestra en Romanos, capítulos 1, 2 y 3.
Sin embargo, hay muchos que no llegarán a creer ni siquiera esto, aunque tienen
bastante evidencia para ello.
B. El evangelio llama a los pecadores a que crean que Dios
ha provisto un camino de salvación en Cristo Jesús. Aunque millones han
escuchado acerca de esto, se niegan a creerlo, aún cuando tienen bastante
evidencia de ello.
C. El evangelio llama a los pecadores a que crean que no
hay otro salvador de los hombres más que Cristo Jesús. Esto fue lo que los
judíos rehusaron creer, llamándole a Cristo “un enemigo de Dios”.
Estos llamamientos generales no están basados en el hecho
de que Cristo murió por todos, sino que están basados en verdades que son evidentes
a todos. Es solamente después de pasar por estos actos de fe, que alguien es
llamado a creer que Cristo murió por él en particular. Ha sido señalado por
algunos que el credo apostólico (aquél viejo resumen de la religión cristiana) pone
hasta el final “el perdón del pecado y la vida eterna” entre las cosas que han
de ser creídas; es a saber, antes de llegar a ese punto hay otras cosas que
deben ser creídas previamente. Volveremos a este argumento en el capítulo ocho.
CAPITULO DOS
UNA EXPLICACIÓN PRELIMINAR DE LOS VERSÍCULOS QUE USAN LA PALABRA
“MUNDO”
En un sentido soy renuente a mencionar cualquier pasaje
de la Escritura, que ha sido usado para apoyar la idea de que Cristo murió por
todos los hombres. Esto no es debido a que tales versículos sean difíciles de
explicar, sino sólo porque no estoy dispuesto a mencionar una falsedad. Pero
supongo que la mayoría de estos versículos ya habrán sido traídos a la atención
de mis lectores, por aquellos que sostienen dicho error. Entonces ahora procedo
a darles respuestas con las cuales pueden contestar.
No sean arrastrados por el mero sonido de las palabras.
Siempre recuerden lo que es la línea general de la enseñanza bíblica y nunca
interpreten un versículo en forma contraria a la dirección del resto de la
Escritura. Por ejemplo, podemos demostrar que la palabra “mundo” tiene que
significar lo que los versículos en su contexto señalan. Hay cinco usos
diferentes de la palabra “mundo”:
1. El universo material o la tierra habitable. Job 34: 13; Mat.13:
38; Hch. 17: 24; Ef. 1: 4 y muchos otros textos.
2. La gente del mundo, como: Todos sin excepción; Rom. 3:6
Todos sin diferencia; Juan 7:4.
Muchos hombres; Mat. 18:7
La mayoría de los hombres; Rom. 1:8
El Imperio Romano; Luc. 2:1
Hombres buenos; (creyentes) Juan 6:33
Hombres malos; (incrédulos) Juan 14:17, y muchos otros
textos.
3. El mundo como un sistema corrupto; Gál. 6:14 y muchos
otros textos.
4. El estado humano; Juan 18:36 y muchos otros textos.
5. El reino de satanás; Juan 14:30 y muchos otros textos.
Algunos pudieran objetar que el “mundo” siempre debería
tener el mismo significado en cualquier texto de la Escritura. Yo contesto que
eso no puede ser correcto porque hay algunos textos que dan diferentes
significados a la misma palabra, en una misma declaración.
Por ejemplo, en Mateo 8: 22 “muertos”, significa primero
los que están espiritualmente muertos y, segundo los que están físicamente muertos.
En Juan 1: 10 la palabra mundo significa: PRIMERO la tierra habitable (de Palestina), SEGUNDO el planeta y TERCERO, algunos hombres sobre la tierra.
Puesto que la palabra “mundo” es usada a veces con un
significado que es menos que todos los hombres, entonces no puede ser argumentado
que siempre tiene que significar todos los hombres sin excepción. Hay varios
textos en donde la palabra mundo claramente significa menos que todos los
hombres:
Lucas 2: 1 “todo el mundo”. Esto claramente significa el
Imperio Romano, y no puede significar literalmente, cada persona en el mundo.
Juan 1: 10 “El mundo no le conoció”. Pero algunos hombres
creyeron en El. Por lo tanto “el mundo” no se puede referir a todos.
Juan 8: 26 “Esto hablo al mundo”. Pero solamente algunos
judíos le escucharon; entonces “mundo” no puede significar todos.
Jn.12: 19 “El mundo se va tras El”. Esto sólo puede
referirse a que algunos de la nación judía iban tras El y esto no significa todos.
1 Jn.5: 19 “El mundo entero está bajo el maligno”. Pero
hay muchos creyentes verdaderos en el mundo que evidentemente no están bajo el
poder del maligno, entonces, una vez más, mundo no significa todos.
Entonces, si la palabra “mundo” comúnmente significa sólo
algunos hombres en el mundo, no veo ninguna razón por la cual la palabra debiera
significar otra cosa en los textos donde es usada en relación con la salvación.
Ahora comentaremos sobre algunos textos que usan la
palabra mundo, tales como; Jn. 1: 29, 3: 16, 4: 42, 6: 51; 2 Cor. 5: 19 y 1ª Jn.
2: 2.
Usando tales versículos algunos argumentan:
1. Que el mundo contiene todos y cada uno de los hombres.
2. Se dice que Cristo murió por el mundo.
3. Por lo tanto, Cristo murió por todos y cada uno de los
hombres.
Este razonamiento es defectuoso porque la palabra “mundo”
está siendo usada en dos sentidos diferentes. En la primera declaración “mundo”
significa el planeta tierra. En la segunda declaración, la palabra es usada
para referirse a la gente del mundo. No hay ningún significado común entre
estas dos declaraciones. Así pues, la conclusión obtenida debe ser falsa (a
menos que uno quisiera comprobar que Cristo murió por el planeta tierra).
Algunos han tratado de plantear el mismo argumento en la
siguiente manera:
1. En algunos textos en la Escritura “mundo” significa
todos y cada uno de los hombres.
2. La Escritura dice que Cristo murió por todo el mundo.
3. Por lo tanto Cristo murió por todos y cada uno de los
hombres.
Este argumento también es defectuoso porque no se puede
deducir una conclusión universal cuando la primera declaración se refiere a un uso
limitado de la palabra mundo (en algunos textos). También debo insistir en
señalar que hay muchos textos en donde la muerte de Cristo esta relacionada
exclusivamente con “su Iglesia” y “sus ovejas”.
Entonces otra vez algunos replantean el mismo argumento
como sigue:
1. En algunos textos en la Escritura “mundo” significa
todos y cada uno de los hombres.
2. En algunos textos, la Escritura dice que Cristo murió
por todo el mundo.
3. Por lo tanto Cristo murió por todos y cada uno de los
hombres.
Que este argumento es ridículo, debería ser obvio a
cualquiera. Para comprobarlo tendrían que demostrar que los “algunos textos” de
la primera declaración, son los mismos de la segunda declaración. Si no se
puede hacer tal demostración, el argumento no comprueba nada. De todas formas,
una conclusión universal no puede ser deducida de una declaración limitada,
como ya vimos antes.
Así pues en una forma preliminar, creo que hemos puesto
al descubierto los errores de los argumentos basados en el uso de la palabra
“mundo”. Me atrevo a decir que probablemente, nunca antes han sido producidos
argumentos más débiles en defensa de una causa tan trascendente, por hombres
pensantes. Pero ahora dejando a un lado los argumentos, pasamos a las
Escrituras mismas.
CAPITULO TRES
UN ESTUDIO DETALLADO DE JUAN 3:16
Este versículo es usado frecuentemente para enseñar que:
“amó”
1. Dios tiene un deseo general para el bien de todos.
“mundo”
2. Se refiere a toda la raza humana de todas las edades y
los tiempos. “que ha dado”
3. Dios dió a su Hijo para morir, sin asegurar la salvación
de ninguno en particular. “todo aquél”
4. Cualquiera que tenga tendencia natural a creer. “tenga”
=
5. Pueda así obtener la vida eterna.
En contraste con esto, nosotros creemos que este
versículo enseña que: “amó”
1. Dios amó con un amor especial y supremo que determinó.
“mundo”
2. Su propio pueblo, de toda lengua, raza y nación, sería
salvo. “que ha dado”
3. La designación del Hijo para que sea el salvador todo
suficiente y completo. “todo aquél”
4. La certidumbre para todos los creyentes, quienquiera que
sean. “tenga”
5. Efectivamente tendrán todas las cosas gloriosas que Dios
ha preparado para ellos.
Aquí hay tres cosas que se deben estudiar cuidadosamente:
PRIMERO, el amor de Dios;
SEGUNDO, el objeto del amor divino que aquí se identifica
como “el mundo”;
TERCERO, el propósito del amor divino: que los creyentes “no se
pierdan”.
1. Es importante que entendamos que no se puede pensar que haya
alguna imperfección en Dios. La obra de Dios es perfecta. Pero si afirmamos que
Dios tiene un deseo natural para la salvación de todos los hombres, entonces su
fracaso al no salvar a todos los hombres significaría una debilidad y un anhelo
no satisfecho en Dios.
Tampoco la
Escritura afirma en ningún lugar que Dios esté inclinado naturalmente para
beneficiar a todos. Al contrario, es evidente que Dios es libre para tener
misericordia de los que El quiere tener misericordia. Su amor es un acto libre
de su propia voluntad, no es una emoción producida en El por nuestro estado de
miseria.
(Si la miseria fuera la causa que diera origen al deseo
divino de aliviar, entonces Dios debiera tener misericordia de los demonios y de
los condenados).
El amor del cual este versículo nos habla es un amor
especial y soberano dirigido particularmente hacia los creyentes. Las palabras “de
tal manera” y “para que... no se pierda” enfatizan la naturaleza especial de
este amor y su claro propósito de salvar a los creyentes de la perdición. Por
lo tanto este amor no puede ser un afecto común hacia todos, algunos de los
cuales perecen.
Otros versículos concuerdan con que este amor divino es
un amor soberano dirigido especialmente hacia los creyentes, por ejemplo Rom.5:
8 y 1Juan 4: 9-10. El lenguaje enfático de estos versículos no puede referirse
a una inclinación natural para el bien de todos. Está claro que Dios quiere el
bien de todos aquellos que El ama.
De esto se deduce que Dios ama sólo a aquellos que
reciben ese bien. El mismo amor que le motivó a dar a Cristo, le motiva a dar también
todas las demás cosas necesarias. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará junto con él todas las
cosas?” (Rom.8:32) Así pues, este amor especial de Dios sólo puede pertenecer a
aquellos a quienes la gracia y la gloria son otorgados. Ahora lector cristiano,
usted debe juzgar;
¿Es posible que el amor divino que entregó al Hijo, sea
un amor general intentado hacia todos? ¿No sería más bien un amor especial dirigido
hacia los creyentes elegidos?
2. Debemos examinar cual sea el objeto del amor divino que
aquí se denomina “el mundo”. Algunos dicen que esto debe significar todos los
hombres sin excepción. Nunca he podido ver como podría tener este significado.
Ya hemos demostrado que la palabra “mundo” es usada con
diferentes significados en la Escritura. El amor mencionado al principio de
Juan 3:16 y el propósito señalado al fin del versículo, no pueden ser
armonizados con el significado que algunos tratan de darle a la palabra “mundo”
que aparece a la mitad del versículo, es decir todos los hombres sin excepción.
Por nuestra parte la palabra “mundo” debe ser entendida
como todos los elegidos de Dios esparcidos por todo el mundo. Los beneficios especiales
de Dios ya no están limitados solamente a los judíos.
El sentido es “que de tal manera amó Dios a sus elegidos
esparcidos por todo el mundo, que dió a su Hijo con la intención de que por medio
de El todos ellos fuesen salvos”. Hay varias razones que apoyan este punto de
vista.
Como ya hemos visto, el amor de Dios no puede ser
extendido a todos y cada uno de los hombres. En este versículo el “mundo” tiene
que ser cualquier mundo que en realidad recibe la vida eterna. Esto es
confirmado por el siguiente versículo -Juan 3:17 en donde se afirma que el propósito
de Dios al enviar a su Hijo fue “para que el mundo sea salvo por él”. Si la
palabra “mundo” aquí significa algo más que los creyentes elegidos, entonces
Dios ha fracasado en su propósito; no nos atrevemos a afirmar tal cosa.
No es poco común usar las palabras “mundo”, “toda carne”,
“todas las naciones”, “todas las familias de la tierra”, etc. para referirse al
pueblo creyente de Dios. Por ejemplo: en Jn. 4:42, se afirma que Cristo es el
“Salvador del mundo”. Un salvador de hombres que no se salvan, es una
contradicción de términos. Entonces aquellos que aquí son llamados el “mundo”
tienen que ser sólo los que son salvos.
Hay varias razones por las cuales los creyentes son
llamados “el mundo”: Para distinguirlos de los ángeles; para rechazar a los judíos
que se jactaban de ser ellos el único pueblo escogido por Dios.
Para enseñar la distinción entre el antiguo pacto hecho
con una sola nación y el nuevo pacto por el cual personas de todas partes del mundo
llegarían a ser obedientes a Cristo. Para mostrar la condición natural de los
creyentes antes de su conversión, como pertenecientes al mundo.
Si algunos todavía insisten en que la palabra “mundo”
aquí, significa que cada hombre sin excepción es objeto del amor divino,
entonces ¿Porqué Dios no ha revelado a Cristo a estos así amados?
¡Que extraño! Que Dios entregara a su Hijo por ellos y
nunca les dijera nada al respecto; millones nunca han escuchado el evangelio.
¿Cómo podemos decir que Dios ama a cada hombre cuando en
su providencia este amor no ha sido dado a conocer a cada hombre?
Finalmente, la palabra “mundo” no puede significar todos
y cada uno de los hombres a menos que usted esté dispuesto a aceptar lo siguiente:
A. Que Dios ama a muchos en vano, puesto que perecen.
B. Que Cristo fue entregado a favor de millones los cuales
nunca le conocieron.
C. Que Cristo fue entregado en favor de millones que no
pueden creer en El.
D. Que Dios cambia en su amor al abandonar a los que
perecen. (o de otra manera ¿Sigue amándolos en el infierno?)
E. Que Dios falla al no darles todas las cosas a todos
aquellos a quienes Cristo fue dado.
F. Que Dios no sabe de antemano quienes creerán y serán
salvos.
No podemos admitir tales absurdos. El “mundo” sólo puede
significar aquellas personas esparcidas a través del mundo, que son los elegidos
de Dios.
Nota del traductor: Para los judíos la palabra mundo era
usada generalmente para referirse a los gentiles, como puede verse en Romanos
11: 11-12.
3. La manera en la cual los elegidos de Dios llegan a tener
la vida eterna es por medio de creer, “todo aquél que en él cree no se pierda,
mas tenga vida eterna.” (Jn.3: 16)
Si se argumenta que Cristo murió por todos los hombres y
sin embargo solamente los creyentes serán salvos, entonces ¿Qué hace la
diferencia entre creyentes e incrédulos? No puede ser que los hombres mismos
sean quienes hacen la diferencia, (vea 1ª Cor. 4:7)
Entonces, Dios hace la diferencia. Pero si Dios hace la
diferencia entre los hombres ¿Cómo pudo haber dado a Cristo a favor de todos?
Este versículo (Jn.3:16) declara la intención divina de
que los creyentes sean salvos. De aquí se sigue que Dios no dió a su Hijo para los
incrédulos. ¿Cómo pudo haber dado a su Hijo por aquellos a quienes no les dió
la gracia de creer?
Ahora, que el lector evalúe todas estas cosas y
especialmente la primera, el amor de Dios. ¿Es posible que sea un afecto
general hacia todos, el cual puede tolerar la perdición de muchos de los así amados?
Por otro lado ¿No es mejor entender este amor como aquél único y especial amor
del Padre hacia sus hijos creyentes, el cual asegura su futuro?
Entonces, usted tiene la respuesta acerca de si la
Escritura enseña que Cristo murió como un rescate general (sin eficacia
respecto a muchos por los cuales fue pagado) o como una redención particular gloriosamente
eficaz para cada creyente. Recuerde que Juan 3:16 es usado frecuentemente para
apoyar la idea de que Cristo murió por cada hombre, algo que es completamente inconsistente
con la enseñanza del texto , como ya he demostrado.
CAPITULO CUATRO
UN ESTUDIO DETALLADO DE 1 JUAN 2:1-2
Este es otro versículo citado frecuentemente por los que
dicen que Cristo murió por todos y cada uno de los hombres. Afirman que la frase
“todo el mundo” debe significar “todas las gentes en el mundo”; y que la otra
frase contrastante “no solamente por los nuestros”, incluye intencionalmente a
todos y cada uno de los hombres, además de los creyentes.
Yo podría contestar en breve diciendo que en otros textos
“el mundo” significa “personas que viven en el mundo” y por lo tanto, esto no
significa más que “personas esparcidas en el mundo” No ayuda a la causa de la
redención universal sugerir que “todo aquél” signifique cualquiera en sentido
indefinido. La forma de la palabras griegas es literalmente “cada creyente”.
Como lo indica Apoc. 5:9). Pero puesto que este versículo
es usado tanto por los opositores, voy a dar un estudio más detallado usando cuatro
preguntas:
1. ¿A quién escribió el apóstol Juan? Aunque es cierto que
las Escrituras son para toda la iglesia, no obstante muchas partes de ella fueron
escritas para un pueblo especial. Tales Escrituras deben ser entendidas a la
luz de este hecho. Entonces notemos lo siguiente:
A. Juan fue en especial un apóstol a los judíos. (Gál.2:9)
B. Juan escribe a los que habían escuchado previamente la
palabra de Dios (1Jn.2:7). Sabemos que la palabra de Dios fue a los judíos primero.
C. El contraste que Juan hace entre “nosotros” y “el mundo”
deja claro que él escribió a aquellos que fueron igual como él, judíos.
D. Juan advierte frecuentemente contra los maestros
falsos. Por ejemplo, en 1Jn.2:19 escribe acerca de los que “salieron de
nosotros” y es evidente que escribe a sus hermanos judíos.
Recuerden como los judíos odiaban a los gentiles y como
sostenían la opinión de que solamente su nación era el pueblo de Dios. ¿Qué podría
ser más natural que el énfasis que Juan hace sobre la muerte de Cristo no sólo
por los creyentes judíos, sino también por los creyentes de todo el mundo?
Tenemos otra Escritura que expresa el mismo sentir en Jn.11:52. Está claro que
Juan se preocupaba por evitar que los creyentes judíos cayeran en el error de
suponer que solamente los judíos podían ser cristianos. Juan insiste en que
también hay creyentes gentiles esparcidos por el mundo. La doctrina de que Cristo
murió por todos los hombres, no está aquí.
2. ¿Porqué escribió Juan? Escribió para dar consuelo a los
creyentes que estaban preocupados por sus pecados, diciéndoles que no debían
desesperarse. “Si alguno hubiese pecado.” (1ª Juan 2:1).
De este texto notemos lo siguiente:
A. Solamente los creyentes pueden ser consolados con tener
a Cristo como abogado.
B. Solamente los creyentes pueden ser consolados; los
incrédulos están bajo la ira de Dios.
C. Juan describe a los creyentes como “hijitos... cuyos
pecados han sido perdonados” (1ª Jn.2:12).
En otras palabras, lo que Juan escribe tiene aplicación
sólo a los creyentes. ¿Cómo puede ser un consuelo para los creyentes decirles que
Cristo murió por todos y cada uno de los hombres, muchos de los cuales no serán
salvos? Este versículo no da ningún consuelo a menos que se entienda su
significado, que Cristo es el Salvador de los creyentes en todas partes del
mundo.
3. ¿Cuál es el significado de la palabra “propiciación”? La
palabra griega que es traducida aquí como “propiciación” está relacionada con
la palabra traducida como “propiciatorio” en Hebreos 9:5.
Este uso nos da un entendimiento del significado de la
palabra. El “propiciatorio” fue como una superficie plana de oro que cubría el Arca,
en la cual estaban las tablas de la ley. (Ex.25:17-22) La ley, la cual acusaba
a los hombres de ser pecadores, se ocultaba debajo del “propiciatorio”. Esto
fue una figura de la manera como Cristo por su muerte ocultó la ley de Dios,
para que no pueda acusar a los que creen en El. Jesús es “la propiciación”
(propiciatorio) para los creyentes.
¿Se puede decir que en realidad Cristo ha librado a todos
y cada uno de los hombres de ser condenados como pecadores? ¿Se puede discutir
seriamente que Cristo es la propiciación para todo el mundo en este sentido?
4. ¿Cuál es el significado de la frase “todo el mundo”?
Esta frase ocurre varias veces en el Nuevo Testamento y frecuentemente no significa
todos y cada uno de los hombres. Por ejemplo: Lucas 2: 1 Pero solamente el
Imperio Romano fue empadronado. Rom.1: 8 Pero en muchas partes del mundo no
habían escuchado de la Iglesia de Roma en aquel entonces. Col.1: 6 Pero en
muchas partes del mundo aún no habían recibido el evangelio.
Apoc.3:10 Todo el mundo sufrirá, pero eso no significa
cada uno, porque algunos serán guardados de ello.
En estos y en otros textos, “todo el mundo” no significa
más que muchas personas en forma indefinida.
También algunas otras Escrituras utilizan la frase “toda
carne” la cual no significa más que, toda clase de personas, como por ejemplo: Sal.98:3;
Joel 2:28; Hechos 2:17 Efectivamente, en algunos casos la palabra “todo el
mundo” significa todos con la excepción de los creyentes, por ejemplo: 1 Juan
5: 19; Apoc.12: 9.
De estos ejemplos está claro que no es necesario entender
la frase “todo el mundo” en una forma universal. El significado no necesita ser
más de lo que el contexto de la frase permite.
Concluyo que este pasaje (1 Jn. 2: 1-2) se refiere a la obra
de Cristo en favor de todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. El texto
realmente dice que El es la propiciación para ellos. Nadie argumenta en serio
que todos los hombres en todo lugar sean realmente salvos por Cristo. Tampoco
ayudaría sugerir que Cristo es una propiciación “suficiente” para todos y cada
uno de los hombres. Jacob no habría sido
consolado con el mero hecho de escuchar que había “suficiente” maíz en Egipto.
Se habría muerto de hambre si dicho maíz no hubiera llegado a pertenecerle. Así
pues Cristo es una consolación sólo para aquellos que son realmente salvos, de
todas partes del mundo.
CAPITULO CINCO
EXPLICACIONES BREVES DE SEIS PASAJES DE LA ESCRITURA
Algunas otras Escrituras frecuentemente citadas para
sugerir que Cristo murió por todos los hombres, son las siguientes:
1. Juan 1:9 Este versículo puede traducirse mejor como
sigue: “Aquel era la luz verdadera, la cual viniendo al mundo, alumbra a todo
hombre” (Vea también Jn.3: 19 y 12: 46). En otras palabras, la venida de Cristo
al mundo ha tenido un efecto iluminador sobre los hombres; cualquiera que tenga
un poco de luz, la tiene de Cristo. Este texto es muy débil como para formar la
base de un argumento en favor de la redención universal.
2. Juan 1:29 Que Cristo quita el pecado de todo el mundo en
términos generales, es cierto. Pero que Cristo quita el pecado de todos y cada
uno de los hombres no es cierto, ni en este versículo ni en nuestra
experiencia.
3. Juan 3:17 Esto no puede significar que Cristo murió por
todos los hombres porque:
A. Porque todos los hombres no son salvos.
B. Porque muchos hombres ya habían sido condenados antes de
que El viniera (es decir, ya estaban en el infierno).
C. Porque Cristo fue puesto para caída de muchos
(Luc.2:34).
D. Porque la meta de la venida de Cristo no pudo haber sido
diferente del propósito de Dios, el cual incluyó la condenación de algunos a
causa de sus pecados. ¿Envió el Padre a su Hijo a morir por tales? El mundo
salvado aquí, en el propósito de Dios, es el “mundo” de todo el pueblo de Dios.
4. Juan 4:42 y 1Juan 4:14 Entendemos que Cristo es llamado
el salvador del mundo en el siguiente sentido:
A. No hay ningún otro salvador para este mundo.
B. Solamente Cristo salva a todos los que son salvos de
cualquier parte del mundo. Obviamente no puede ser llamado el salvador del
mundo porque salve a todos, porque no ha hecho tal cosa.
5. Juan 6: 51 El hecho de que “el mundo” en este texto no
significa todos y cada uno, debiera ser tan claro como la luz del día. Este versículo
dice que Cristo ha dado su vida con el fin de que otros tengan vida. ¿Podemos
realmente suponer que todos los hombres de todo el mundo poseen esta vida?
¿Tienen esta vida los que ya han sido condenados? Si el mundo aquí significara
todos y cada uno de los hombres, entonces tendríamos que contestar
afirmativamente a estas dos preguntas.
6. 2 Cor. 5: 19 Una vez más aquí tenemos que interpretar
el significado de la palabra “mundo” dentro de su contexto. Los que son
llamados “el mundo” en el versículo 19 y llamados “nosotros” en los versículos
18 y 21. Las cosas explicadas en estos versículos son solo verdad respecto a
los creyentes. El “mundo” aquí significa sólo aquellos cuyos pecados son
perdonados.
Si “el mundo” es aquí interpretado para referirse a cada
hombre en el mundo, entonces ¿Porqué no son reconciliados con Dios todos los
hombres? El texto no dice que Dios reconciliará a todos bajo ciertas condiciones,
sino dice que ya los ha reconciliado.
CAPITULO SEIS
UNA EXPLICACIÓN DE LOS VERSÍCULOS QUE USAN LAS PALABRAS
“TODOS LOS HOMBRES”, “TODO HOMBRE”
PRIMERO, hay algunas cosas generales que debemos aclarar
acerca del uso de la palabra “todo”. En su uso normal esta palabra tiene dos
significados. La palabra puede significar “el número total de un grupo” o “los
de cada tipo o clase”. Yo afirmo que en las Escrituras, solamente una de cada
diez ejemplos en que la palabra aparece, significa “el número total de un
grupo”. El uso más común es para significar “los de cada tipo o clase” por
ejemplo:
Lucas 11:42 “diezmáis toda hortaliza” Esto ha sido
traducido correctamente en algunas versiones como “toda clase de hortaliza”.
Juan 12:32 “a todos traeré a mí mismo” Obviamente la raza
humana entera no es traída a Cristo. “Todos” en este texto sólo puede
significar, “hombres de cada tipo o clase”.*
Hechos 2:17 “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne”
Resulta obvio que el Espíritu Santo no es derramado sobre toda la raza humana.
“Toda carne” sólo puede significar “personas de toda clase” y no solamente
judíos.
Nota del traductor: En este caso probablemente signifique
“todos los elegidos”. (Vea Juan 6: 37, 39, 40)
Hechos 10:12 “en el cual había de todos los animales”
todos los animales, sólo puede significar “animales de toda clase”.
De estos ejemplos (podríamos citar muchos otros) podemos
sacar tres conclusiones:
a. La palabra “todos” a menudo significa “algunos de cada
clase”.
b. La palabra “todos” puede significar “cada uno de una
clase en particular”. En Romanos 5:18 “todos los hombres” evidentemente se
refiere a “todos los hombres justificados” o “todos los creyentes”.
c. Cuando el Antiguo Testamento profetiza que “todas las
naciones” serán convertidas, el Nuevo Testamento enseña que eso significa, “los
elegidos de Dios de todas las naciones”.
Después de estas observaciones generales, a continuación
explicaré varios pasajes particulares de la Escritura, los cuales son
frecuentemente usados por aquellos que desean argumentar que Cristo murió por
toda la raza humana.
1. Por ejemplo, el más citado de estos pasajes es 1 Tim.2:4-6,
de este pasaje es argumentado que: Si Dios quiere que todos los hombres sean
salvados, entonces Cristo debió morir por todos los hombres. Pero, lo que aquí
se dice es que Dios quiere que todos los hombres sean salvados, por lo tanto
Cristo debió haber muerto por todos los hombres.
Aquí nos encontramos con esta palabra ambigua “todos”. Si
la palabra significa “hombres de cada clase” entonces, admitimos que el argumento
es correcto. Pero si la palabra significa “toda la raza humana”, entonces negamos
que Dios quiera que toda la raza humana sea salva.
La voluntad de Dios debe ser entendida en dos maneras:
A. Hay Su Propósito Para Nosotros: Lo Que El Quiere Que Los
Hombres Hagan.
B. Hay el propósito suyo - lo que El hará.
Ahora, si interpretamos este versículo para significar lo
que Dios quiere que los hombres hagan, entonces el apóstol está diciendo, que
Dios quiere que toda la raza humana use los medios correctos para llegar a la
salvación. Pero una proporción enorme de la raza humana ha vivido y ha muerto
sin ningún conocimiento de esto. La Providencia Divina no ha hecho llegar los
medios de gracia a ellos.
Entonces “todos los hombres” puede significar en el mejor
de los casos “todos los hombres que han escuchado el evangelio”. No es posible
que signifique toda la raza humana.
Por otra parte, si interpretamos la voluntad de Dios
aquí, como aquello que El se ha propuesto hacer, entonces tenemos que decir que
esto tiene que ser llevado a cabo. Dios hace todo lo que quiere (Sal.115:3). Si
“todos los hombres” significa toda la raza humana, entonces todos serán salvos.
(Si no, entonces Dios ha fracasado en su propósito).
Interpretamos la voluntad de Dios aquí, como “aquello que
El ha propuesto hacer” y por lo tanto algo que tiene que ser realizado.
Entonces preguntamos: ¿Qué significado puede tener “todos
los hombres”?, puesto que está claro que no todos los hombres son salvos. Al decir
“todos los hombres” Pablo se refiere a todas las clases de hombres que viven en
estos días de la predicación del evangelio. Los medios de gracia y los límites
de la Iglesia se están extendiendo a todas partes del mundo. Por lo tanto
oramos por todas las clases de personas (Vea versículos 1 y 2 “por los reyes y
todos los que están en eminencia”) porque ahora el Señor salvará a toda clase
de personas y no solamente a los judíos.
Nótese que aquí se dicen dos cosas:
A. Que Dios quiere que algunos de todas las clases de
hombres sean salvos y que vengan al Conocimiento De La Verdad.
B. De las siguientes Escrituras queda claro que no es la
voluntad de Dios que toda la raza humana venga al conocimiento de la verdad:
Sal. 147: 19-20, Mat.11: 25-26, Hech.14: 16, Col.1:26 y Hech.17: 30.
Por todas estas razones, negamos que “todos los hombres”
en este texto significa toda la raza humana. Solo puede significar que algunos hombres
de todas clases, son redimidos por Cristo (Vea el versículo 6). Y esto
concuerda con lo que es declarado en Apocalipsis 5:9, “nos has redimido para
Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.
2. Ahora llegamos a otra Escritura que es citada
frecuentemente para apoyar una redención universal: 2 Pedro 3:9.
De este versículo se dice:
A. Que Dios no quiere que ninguno perezca.
B. Que Dios quiere que todos procedan al arrepentimiento.
C. Puesto que es sólo por la muerte de Cristo que los
hombres llegan a arrepentirse, entonces Cristo debió haber muerto por todos.
No necesitamos hacer uso de muchas palabras para
contestar esto.
El apóstol está hablando aquí de “nosotros”. ¿A quién se
refiere la palabra “nosotros”? Del contexto de la epístola contestamos que son:
A. Los que reciben las preciosas y grandísimas promesas;
Cap.1: 4.
B. Los que son llamados “carísimos”; Cap.3: 1.
C. Los que son distinguidos de los burladores; Cap. 3: 3.
D. Los que son llamados en su primera epístola “elegidos”;
Cap. 1: 2.
E. Los que son llamados en su primera epístola “pueblo
adquirido”; Cap. 2: 9.
Argumentar simultáneamente que el Señor no quiere que
ninguno de los de esta clase perezcan, y que por lo tanto quiere que cada hombre
se arrepienta, resulta una incongruencia. Este versículo significa claramente
que Dios no quiere que ninguno de sus elegidos perezcan.
3. La próxima Escritura que examinaremos es Hebreos 2:9.
Aquí se dice que Cristo “gustó la muerte por todos”. En el contexto se indica a
quien se refiere la palabra “todos”, es decir son:
A. “Muchos hijos” (2:10).
B. “Los santificados” (2:11).
C. “Sus hermanos” (2:11).
D. “Los hijos que Dios le dió” (2:13).
E. “Los que son librados” (2:15).
Es por cada uno de éstos que Cristo gustó la muerte.
Puesto que ninguna de estas descripciones tiene aplicación a los que permanecen
en la incredulidad, “todos” no puede significar toda la raza humana.
4. 2 Cor.5: 14-15 Este texto es interpretado por algunos
significando que Cristo murió por todos los que estaban muertos. Pero el apóstol
simplemente dice que todos aquellos por quienes Cristo murió, estaban muertos y
ahora viven en El. Los creyentes, y solo ellos, son quienes están en su mente
en este pasaje. El texto dice que Cristo murió y resucitó por ellos.
Cuando el apóstol se refiere a los que “estaban muertos”
no se refiere a la muerte espiritual que por naturaleza es la condición de todos
los hombres. La intención del apóstol es enseñar que todos por quienes Cristo
murió, están ahora muertos al pecado y vivos para Dios. (Vea Rom.6:6-11).
No hay nada aquí acerca de la redención universal, sino
más enseñanza acerca de como la muerte de Cristo resulta en que personas específicas
viven una vida santa.
5. 1 Cor.15:22 Este versículo no puede ser usado para
comprobar que Cristo murió por todos los hombres. Esto queda evidente por el
hecho de que Pablo dice en el versículo 23 que los “todos” que serán
vivificados son los que “pertenecen a Cristo en su venida” y en el versículo 20
que son aquellos de los que Cristo es “las primicias”. Ciertamente esto no se
refiere a todos los hombres. El apóstol habla aquí de los creyentes, los cuales
todos murieron en Cristo y en El serán vivificados.
6. Romanos 5:18 Este versículo ha sido muy usado por
algunos para apoyar la idea de que la muerte de Cristo trae vida a todos los hombres.
Podemos contestar en breve, que “todos los hombres” en la segunda mitad del
versículo sólo puede significar, aquellos a quienes el don gratuito llega
realmente a pertenecerles. Estos son descritos en el versículo 17 como los que
“reciben la abundancia de la gracia, el don de la justicia, los que reinarán en
vida por Jesucristo”; en el versículo 19 se describen como los que son
“constituidos justos”. No se puede decir nada de esto sobre la totalidad de la
raza humana.
Puesto que este versículo es citado tanto por los
oponentes, estudiaremos el pasaje en forma más detallada. El versículo 14 dice que
entre Cristo y Adán existe una similitud. Algunas cosas que Cristo hizo son
parecidas a otras que Adán hizo. (Sin embargo, Pablo indica que hay muchas
diferencias entre Adán y Cristo, vea los versículos 15,16 y 17. De esto podemos
ver, que no debemos ir demasiado lejos en la comparación de ambos). La comparación
hecha aquí, concierne a la manera en que las acciones de Adán afectaron a otros;
y así también las acciones de Cristo afectaron a otros. No se afirma que
“todos” los que fueron afectados por Adán sean las mismas personas, que “todos”
los que son afectados por Cristo. Esto es evidente por lo siguiente:
A. Las Escrituras hablan de Cristo como la simiente de la
mujer (Gen.3:15). Por consiguiente, no puede ser el representante de la
simiente de la serpiente. En otras palabras, Cristo no puede representar a
todos los descendientes de Adán.
B. En Juan 17:9 Cristo mismo indica que El no es el
representante de todos los hombres que descienden de Adán.
C. En Hebreos 7:22 Cristo es llamado el representante de
los que están bajo el nuevo pacto. Este nuevo pacto no es hecho con toda la
simiente de Adán.
D. De Isaías 53:5-6 está claro que Cristo sufrió en
sustitución de otros. Las Escrituras enseñan que hay quienes sufrirán ellos mismos.
Por lo tanto Cristo no es el representante de toda la raza adámica.
E. Cristo no puede representar a ninguno en vano. Pero si
El es el representante de todos, entonces su obra para los que son malditos, es
en vano.
F. Si Dios está satisfecho con lo que su Hijo hizo,
entonces tiene que estar satisfecho con todos aquellos por quienes el Hijo
actuó. Pero Dios no está satisfecho con todos los hombres y por lo tanto Cristo
no pudo haber sido el representante de todos.
G. Que Cristo no pudo haber representado a todos los
hombres como Adán lo hizo, es evidente por las siguientes Escrituras: Mat.20: 28,
Juan 10: 15 y 17: 9, Hech.20: 28 y Rom.8: 33.
CAPITULO SIETE
EXPLICACIONES DE LOS VERSÍCULOS QUE PARECEN SUGERIR QUE AQUELLOS POR
QUIENES CRISTO MURIÓ, PUEDEN PERECER
Algunos han argumentado a favor de la redención
universal, basándose en algunas Escrituras que parecen indicar que algunos de
aquellos por quienes Cristo murió, pueden sin embargo perecer.
En tal caso, ya no sería un problema que Cristo muriera
por todos y no los salvara.
PRIMERO déjeme decir, que aún si algunos de aquellos por
quienes Cristo murió están supuestamente perdidos, esto no comprueba que
muriera por todos los que están perdidos. De hecho negamos que las Escrituras
sugieran que cualquiera de los elegidos de Dios pudiera ser perdido. Ahora
examinemos algunas Escrituras que son citadas frecuentemente por nuestros
opositores.
1. Rom. 14:15 Algunos afirman que aquí el apóstol Pablo
enseña que algunos de aquellos por quienes Cristo murió, pueden perecer. Contestamos
que Pablo no está diciendo tal cosa. El apóstol simplemente nos advierte acerca
de lo que no debemos hacer. Ser advertidos acerca de algo, no demuestra que
pueda ocurrir ese algo.
También debemos recordar que las Escrituras usan los
términos “santos” y “hermanos” para describir a todos los que profesan ser
miembros de la Iglesia de Cristo. Este pasaje no demuestra que alguno por quien
Cristo murió puede perderse, sino sólo comprueba que algunos que se
consideraban como “hermanos” en realidad no lo eran, si en verdad perecieron.
2. 1 Cor. 8: 11 Nuevamente dice que uno por quien Cristo
murió, perece. Contestamos que aquí la palabra perecer no necesariamente significa
condenación eterna. El pecado siempre es destructivo, aunque no siempre conduce
a la destrucción eterna, debido a que algunos son salvos por Cristo. Y otra
vez, aunque aquí la persona es llamada “hermano”, esto no se refiere más que, a
que es un profesante. No hay ninguna prueba aquí de que uno de aquellos por
quienes Cristo murió, pueda perderse eternamente.
3. 2 Pe. 2: 1 Para que este versículo pudiera ser usado
para comprobar que Cristo murió por todos los hombres, inclusive los que se pierden,
sería necesario demostrar lo siguiente:
A. Que el término “Señor” significa el Señor Jesucristo.
B. Que la palabra “rescató” significa la redención por la
muerte de Cristo.
C. Que estos “maestros falsos” eran creyentes verdaderos y
no simplemente profesantes.
D. Que cualquiera de los elegidos de Dios puede perecer.
E. Que la muerte de Cristo fue por todos sin excepción.
Pero estas cosas son sumamente dudosas y no son una base
para inferir la redención universal, como demostraremos ahora:
A. La palabra traducida como “Señor” en este texto, no es
la palabra griega usada en el Nuevo Testamento para referirse al Señor Jesucristo.
La palabra se refiere a Dios en términos más generales, como El dueño de todos
los hombres.
B. La palabra “rescató” refiriéndose a la muerte de Cristo,
es usada normalmente en conexión con otras palabras, tales como “su sangre”, “por
su muerte” o “con precio”. La ausencia de estas palabras complementarias, pone
en duda que el significado sea algo más que una liberación general de algún mal
en esta vida.
Todo lo que esto significa es que Dios, en su bondad,
preserva algunos de los acontecimientos más malos en este mundo. Y no obstante,
ellos, por sus enseñanzas falsas, le niegan a El como aquel que los preservó y
por lo tanto traen sobre sí mismos destrucción acelerada. ¿Cómo puede alguien
demostrar de esto que Cristo murió por todos los hombres?
4. Heb. 10: 29
Por último, algunos argumentan de este texto, que si alguien que fue
santificado puede pisotear a Cristo entonces, es prueba de que Cristo muriera
por él. A esto contestamos:
A. Este texto tiene la intención de mostrar la gravedad de
la apostasía. Si fue algo muy serio el violar la ley de Moisés, ¡Cuánto más
serio es violar el evangelio del Hijo de Dios!
B. Las personas a las cuales se refieren aquí, son aquellos
que profesan ser creyentes, no hay evidencia de que lo sean en verdad.
C. EL escritor está advirtiendo respecto al peligro de la
apostasía. No hay evidencia alguna de que los creyentes verdaderos pueden apostatar
(todo lo contrario, puesto que todos aquellos que llegan a ser apóstatas nunca
fueron creyentes verdaderos). En una manera semejante, Dios advirtió a José de
la necesidad de huir de Egipto para evitar que Herodes matara al niño Jesús. La
advertencia fue dada no porque Jesús en verdad podría haber sido muerto, sino
para asegurar que eso no sucediera.
D. Ser “santificado por la sangre del testamento” no
comprueba que éstos son aquellos por los quienes Cristo murió.
I. Los apóstoles se dirigían a los miembros de las iglesias
como “santos” en forma colectiva, algo que no comprueba que todos lo fueran en
verdad.
II. Aquellos que fueron bautizados a veces fueron llamados
“santificados”, en el sentido de que fueron apartados de los demás personas no
bautizadas.
E. Si se insiste todavía en que aquellos que pisotean la
sangre de Cristo son creyentes verdaderos que se perdieron, entonces se tiene
que sostener también que:
I. Que la fe y la santidad no son necesariamente las marcas
de los elegidos de Dios.
II. Que los creyentes verdaderos pueden ser separados de
Cristo. (La Escritura dice que tal cosa no es posible).
Este pasaje advierte a los que simplemente profesan ser
creyentes, cuán terrible es el pecado de abandonar lo que profesan. Al mismo tiempo,
sirve como advertencia a los creyentes verdaderos, para que no cometan este
pecado.
Así entonces, con la ayuda del Señor les he dado una
explicación de algunos pasajes de la Escritura usados con frecuencia por
aquellos que pretenden demostrar que Cristo murió por todos los hombres.
Así hemos establecido nuestra postura principal, de que
Cristo murió sólo por los elegidos de Dios.
CAPITULO OCHO
ALGUNOS RAZONAMIENTOS EQUIVOCADOS PUESTOS AL DESCUBIERTO
Parece que hay algunos argumentos no muy sabios que están
siendo usados hoy en día (El Sr. John Owen escribió este libro en 1648) a los
cuales responderé brevemente, y así llevaré esta obra a su término.
1. Hay un argumento que dice más o menos lo siguiente: Lo
que cada uno es llamado a creer debe ser cierto. Cada uno es llamado a creer
que Cristo murió por él. Por lo tanto, debe ser cierto que Cristo murió por
todos.
Interpreto que “cada uno” en este argumento significa
todos y cada uno de los hombres. Y que “creer” significa la fe salvadora en
Cristo. Una cosa que la Escritura enseña acerca de cada individuo, es que está
en un estado de muerte espiritual y bajo la ira de Dios. Entonces, este
argumento sugiere que todos los hombres estando en un estado de muerte y
condenación, son llamados a creer que la intención de Dios fue que Cristo
muriera por cada uno de ellos en particular.
Las Escrituras no afirman que Cristo murió por “x”
persona en particular, más bien afirman que murió por “pecadores” en forma indefinida.
No hay ningún mandamiento, ni promesa en la Escritura, que llame a una persona
a creer que Cristo murió por ella en particular.
No es cierto que todos y cada uno de los hombres son
llamados a creer en Cristo (a menos que se pueda demostrar que todos han sido llamados
a hacerlo). No puede ser el deber de millones que no han escuchado de Cristo,
creer en El. Pablo enseña en Romanos 2:12 que muchos serán condenados
simplemente por haber pecado contra la luz de la naturaleza. (Evidentemente la
fe salvadora en Cristo, no les fue exigida a ellos).
Entonces este argumento debe ser planteado en la
siguiente forma: Lo que cada uno es llamado a creer por el evangelio, debe ser cierto.
Cada uno que escucha el evangelio es llamado a creer que Cristo murió
particularmente por él. Por lo tanto es cierto que Cristo murió por cada uno
que escucha el evangelio.
¿Quién no puede darse cuenta que este argumento es inútil
a la causa que pretende defender? Ya estamos admitiendo que la fe no les es
exigida a todos los hombres, sino sólo a aquellos que llegan a escuchar el
evangelio. Entonces el argumento para una redención universal ya se ha derrumbado.
Una vez más negamos este argumento replanteado. Cuando el
evangelio es predicado, todo lo que se puede decir es que “el que creyere y
fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado” (Mar. 16: 16).
También se puede decir que “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro
nombre debajo del cielo en quien podamos ser salvos” (Hech.4: 12). En otras
palabras, el deber de los que escuchan el evangelio es creer en la necesidad de
un Salvador y que Cristo es ese Salvador, y no es creer que Cristo murió por
cada uno de ellos en particular.
Hay un orden natural en las cosas que uno debe creer.
Hasta que las primeras cosas sean creídas, Dios no exige que creamos las cosas
que vienen después. Un hombre no puede llegar a la cima de la escalera, sin pasar por los escalones
intermedios. Es opuesto a la regla del evangelio, llamar a alguien a que crea
que Cristo murió por él en particular a menos que haya sido convencido primero
de:
A. La verdad del evangelio en general.
B. Que la fe es el único camino de la salvación.
C. Que él necesita un salvador.
D. Que Cristo le puede salvar.
El orden divino para que alguien crea el evangelio es:
primero, arrepentirse y creer que el evangelio es la palabra de Dios y que
Cristo es el camino divino de salvación; segundo, que hay una conexión esencial
entre la fe y la salvación; tercero, una convicción particular del Espíritu
Santo (Por la cual llega a estar “trabajado y cargado”) de su necesidad
individual de un salvador; cuarto, una entrega confiada de su alma a Cristo en
respuesta a las promesas del evangelio de recibir a todos los que acuden de
esta manera a El.
Después de todo esto, y no antes, viene la seguridad del
amor de Dios y de que la muerte de Cristo fue por él en particular, basado en el
hecho de que ha sido capacitado para realizar los primeros pasos de fe. (Porque
sin la ayuda del Espíritu de Dios ninguno de estos actos de fe pueden llevarse
a cabo.)
Entonces el argumento debe ser replanteado como sigue: Lo
que cada uno, que es convencido de la necesidad de un salvador y del camino
correcto de la salvación, sintiendo hambre y sed de Cristo es llamado creer,
debe ser cierto. Cada persona que participa de esto, es llamada a creer que
Cristo murió por ella en particular. Por lo tanto, que Cristo murió por todos
los tales, es cierto.
Ahora, está claro que no todos los que escuchan el
evangelio son llamados a creer que Cristo murió por ellos en particular, sino
sólo aquellos que son caracterizados en la forma que hemos visto. No creer que
Cristo murió por uno mismo en particular, no es la causa de la condenación de
ningún pecador. El pecador ya está condenado a causa de sus pecados y porque no
ha creído la verdad de la palabra de Dios en general.
Entonces, para escribir este argumento en una forma válida
y bíblica, tenemos que partir de las multitudes denominados como “cada uno” en
el primer argumento, a los “muchos que son llamados a creer” en el segundo
argumento. Finalmente, llegamos a los pocos que son escogidos en el
planteamiento final del argumento. ¿Dónde existe algún apoyo aquí para la
redención universal?
2. Otro argumento usado en contra de la enseñanza que la
muerte de Cristo fue solamente por los elegidos, es que esta doctrina viene a
la mente de los creyentes con dudas y temores. Si Cristo no murió por todos los
hombres, ¿Cómo pueden estar seguros los creyentes de que Cristo muriera por
ellos?
Contestamos que no es necesario que el pecador sepa que
Cristo murió por él en particular, para poder acudir a El; basta que sepa lo siguiente:
A. Que la salvación por la muerte de Cristo es segura para
todos los creyentes.
B. Que aquél que es obediente al llamamiento divino,
ciertamente será aceptado.
C. Que la gracia gratuita de Dios está disponible para
aliviar todas las conciencias turbadas y cargadas por el pecado.
D. Que la muerte de Cristo es suficiente para todos los que
acudan a El.
Todo esto es asegurado por la muerte de Cristo. ¿Qué más
se podría necesitar? ¿Cómo es posible que esta doctrina cause dudas?
Por otra parte, si Cristo murió por todos los hombres, y
sin embargo muchos están perdidos eternamente, entonces habría muchos motivos
para dudar. ¡Si cualquiera por el cual Cristo murió puede ser condenado,
entonces no hay seguridad alguna de que todos no sean condenados!
3. Pero dicen algunos que seguramente la gracia de Dios es
mucho más gloriosa, si decimos que Dios envió a su Hijo a morir por la salvación
de todos los hombres, si solo la recibieran.
Contestamos ¿Cuál gracia de Dios es aquella que puede ser
universal? No puede ser la gracia de elección, porque Dios no ha escogido a todos.
(Rom.9: 11-15)
No puede ser la gracia del llamamiento eficaz, porque
Dios llama sólo a aquellos que ha escogido. (Rom. 8: 30)
No puede ser la gracia de la santificación, porque
solamente la Iglesia es santificada. (Ef. 5: 25-27)
No puede ser la gracia de la justificación, porque
solamente los creyentes son justificados. (Rom. 3: 22)
No puede ser la gracia de la redención, porque los
redimidos son extraídos de toda nación. (Apoc. 5: 9)
¿Cuál gracia es aquella pues que puede ser universal? Si es cierto que Dios desea la salvación de
todos los hombres bajo la condición de que crean, ¿No está imponiendo Dios una
condición que no pueden cumplir? (Es como si se ofreciera a un hombre ciego un
millón de pesos a condición de que los viera.) ¿Cómo podría esto magnificar la
gracia de Dios? Al contrario ¿No hace a Dios como un hipócrita? Si la gracia
salvadora es extendida a todos, entonces se extiende hasta los perdidos.
Entonces la gracia universal viene a convertirse en algo ineficaz, y eso no
magnifica la gracia de Dios.
4. También algunos dicen que el mérito de la muerte de
Cristo es más grande si es ofrecido a todos los hombres.
Contestamos que el mérito de la muerte de Cristo no es
medible por el número de aquellos a quienes tiene aplicación, sino más bien se
mide por efectuar lo que Dios se propuso. Con tal que logre lo que Dios se
propuso, no puede tener mayor mérito, no importa si los beneficiarios sean
muchos o pocos.
5. Algunos dicen que si Cristo murió por todos, entonces
hay motivos para que todos los hombres obtengan consuelo de su muerte.
A esto contestamos que el consuelo pertenece solamente a
los creyentes (Heb.6:17-18). Los incrédulos están bajo la ira de Dios (Juan
3:36). Los creyentes no pueden obtener ningún consuelo por extender la muerte
de Cristo a aquellos que permanecen bajo la ira de Dios.
En un tiempo de prueba y tentación que un hombre trate de
consolarse a sí mismo con el siguiente argumento: Cristo murió por todos los
hombres.
Yo soy un hombre.
Por lo tanto Cristo murió por mí.
¿No le contestaría su propio corazón que este
razonamiento es falso?
¿No hay millones de hombres a quienes Dios no se ha
revelado a sí mismo? ¿Cuál consuelo hay en esto?
Una fuente enorme de consuelo para los creyentes es el
hecho de que Cristo intercede ahora por aquellos por quienes murió. Esto ya lo
hemos visto en la parte uno, capítulo siete. Ahora, si la muerte de Cristo es
para todos los hombres, es claro que su intercesión no lo es. (Juan 17:9).
Pero, si la muerte de Cristo está separada de su intercesión, ya no es un
motivo de consuelo. No logramos incrementar nuestro consuelo por extender la
expiación de su muerte, más allá de su intercesión.
Si la fe y la santidad de los elegidos no le son obtenidos
por la muerte de Cristo, entonces ¿De dónde provienen? Sólo podrían pro67 ceder de ellos mismos. ¿Es esta la manera para
engrandecer el consuelo, desviándonos de la gracia gratuita de Dios y
dirigiéndonos al “libre albedrío”? ¿A dónde irá el alma que desea la fe y la
santidad? ¿Acaso no tiene que acudir a Dios?
Pero algunos dicen que nadie puede estar seguro de que
Cristo murió por él, a menos que Cristo muriera por todos. Contestamos que es
equivocado, puesto que muchos creyentes están seguros de que Cristo murió por
ellos, aunque no crean que Cristo murió por todos los hombres.
La base de la seguridad es el hecho de que Cristo murió
por todos los creyentes. La base no es que El murió por ellos porque ellos
crean, sino que ellos creen porque El murió por ellos. Cristo murió por los
elegidos, quienes por el beneficio de su muerte llegan a ser creyentes. Ellos
saben, por la obra del Espíritu Santo en sí mismos, que han acudido
sinceramente a Cristo para recibir misericordia.
Conocen que la Escritura declara que la muerte de Cristo
es suficiente para todos aquellos que acudan a El. Puesto que saben que les ha
sido concedido creer, entonces entienden que Cristo ha muerto por ellos.
Ahora que el lector juzgue por sí mismo. ¿No es ésta una
mejor base para la seguridad que el argumento falso? que dice:
Cristo murió por todos los hombres (incluyendo a los
perdidos).
Yo soy un hombre.
Por lo tanto, Cristo murió por mi. Como un argumento
final, que el lector estudie Romanos 8: 32-34.
No tengo duda de que concluirá que el único consuelo
espiritual que puede ser obtenido es, solamente por la sangre de Jesucristo
derramada ya desde hace mucho tiempo y su intercesión que todavía continúa.
Ambos siendo a favor de los elegidos de Dios, para la
adquisición de una corona inmortal de gloria que no se puede desvanecer.