(CIENCIA Y ARTE DE LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA).
La buena interpretación bíblica debe responder a la pregunta: «¿Cómo puedo entender lo que significa este
pasaje en particular?» Como hay reglas que gobiernan su uso, es una ciencia. Puesto que no
basta con solo conocer las reglas, también es un arte. Asimismo hace falta práctica
para aprender a usar las reglas.
El asunto de cómo interpretar la Biblia no es de
poca monta. Es, en cierto sentido, uno de los campos de batalla de nuestras
almas. Si Satanás tuviera una lista de cosas que no desea que hagamos, el
estudio de la Biblia estaría al máximo, junto con la oración y la adoración.
Mediante el estudio de la Escritura aprendemos quién es Jesús y se nos capacita
para llegar a ser como Él. ¿Cómo podemos llegar a ser como Él sin saber quién es?
Los estudios devocionales son importantes, pero deben proceder de un serio
estudio de la Escritura. El apóstol Pablo oró que los colosenses pudieran ser
«llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia
espiritual» (Col 1.9).
Conocer la Escritura, así como obedecerla, son
los fundamentos mellizos de una vida consagrada. Esa que produce el deseo
adicional de estudiar la Palabra de Dios. De ahí que, la interpretación apropiada
de la Biblia lleva al educando del estudio a la aplicación, de esta lo lleva de
nuevo al estudio y a la aplicación más profunda en una espiral ascendente hacia
Dios. El intento de Satanás de quitarnos nuestro deseo de estudiar la Escritura
no es nada menos que el de eliminar el fundamento de nuestra estabilidad y nuestro
crecimiento espiritual.
LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DEL ESTUDIO BÍBLICO
En el corazón de un método sólido de
interpretación bíblica hay seis principios básicos.
ORACIÓN
Puesto que la Escritura es un Libro divino, y
debido a nuestra limitación como humanos, la oración es absolutamente necesaria
al estudiar la Biblia. Pablo enseña que los que no son cristianos y los
cristianos espiritualmente inmaduros tienen una habilidad limitada para conocer
las cosas cristianas (1 Co 2.14–3.3). Por lo tanto, debemos orar para que Dios
cierre la brecha que nos separa del entendimiento de las cosas espirituales, haciendo
que el Espíritu Santo nos enseñe (Jn 14.26; 16.13). Sin esta iluminación o conocimiento
del Espíritu de Dios, no podemos aprender. Esta necesidad de conocimiento fue
el concepto al que Pablo se refirió cuando le dijo a Timoteo: «Considera lo que
digo, y el Señor te dé entendimiento en todo» (2 Ti 2.7).
SENTIDO COMÚN
La Biblia también es un libro humano y, hasta
cierto punto, debe interpretarse como cualquier otro libro. Esto nos lleva al
principio del sentido común. Por ejemplo, el método histórico-gramatical de
estudiar la Biblia nos instruye a examinar con cuidado el pasaje para ver qué
dice literalmente, y para entender una declaración bíblica a la luz de su marco
histórico. Entendemos una declaración histórica como franca y no cambiamos su
sentido gramático literal. Esto es «sentido común».
Otro ejemplo del principio del sentido común se
ilustra cuando Jesús dice que los cristianos pueden obtener todo lo que pidan (Jn
15.7). El sentido común nos dice que en esta declaración debe haber alguna
limitación porque nos percatamos de que los cristianos realmente no tienen todo
lo que quisieran. (En 1 Jn 5.14 se confirma que la limitación es la voluntad de
Dios.) Usando el principio del sentido común de esta manera puede ser peligroso
porque podría convertirse en una excusa para cortar cualquier porción de la
Escritura que no nos agrade. Pero si Dios controla nuestro sentido común, es un
principio válido de interpretar la Biblia.
PREGUNTAS
ADECUADAS AL TEXTO
Interpretamos la Biblia apropiadamente cuando
aprendemos a hacerle las debidas preguntas al texto. Aquí el problema es que
muchas personas no saben cuáles son las preguntas correctas, o son demasiado
haraganes como para aprender. La interpretación bíblica es una ciencia, y las
reglas que usa requieren tiempo, energía y un compromiso serio con el
aprendizaje. Pero al aprenderse, hay mucha más satisfacción al hacer las preguntas
indicadas que en solamente adivinar.
CONTEXTO
La regla principal de la interpretación bíblica
es «contexto». No puede exagerarse la importancia de esto. Si el estudiante de
la Biblia permite que un pasaje hable por sí mismo dentro del contexto del
párrafo, capítulo o libro, se evitarían la mayoría de los errores en la
interpretación.
El problema es nuestro prejuicio o nuestra
subjetividad. Muchas veces llegamos a un pasaje creyendo entenderlo ya. Así que
lo analizamos incorporando nuestro significado al mismo. Esto se llama
eiségesis. (Eis es una preposición griega que significa «hacia el interior de».)
Pero interpretar la Biblia debidamente demanda que escuchemos lo que el texto
mismo nos dice de manera que le saquemos el significado al pasaje. Esto se
llama exégesis. (Ex es una preposición griega que significa «fuera de».) Si dejamos
que un pasaje se defina por lo que los versículos circundantes dicen, hemos
dado un gran paso hacia la interpretación apropiada de la Biblia. Solo
vigilando el contexto cuidadosamente y dejando que el pasaje hable por sí mismo
le ofrecemos a la Escritura su merecido respeto.
Por supuesto, es imposible eliminar por completo
nuestras inclinaciones y subjetividad. Nuestra interpretación siempre será
coloreada por nuestra cultura y nuestras opiniones sobre el pasaje, o quizás
por nuestras creencias teológicas que están parcialmente basadas en el pasaje.
Pero esto no debe desalentar nuestro intento de dejar que el pasaje hable por
sí mismo tan libremente como sea posible, sin empantanarlo con nuestras
opiniones y nuestros puntos de vista.
OBSERVACIÓN,
INTERPRETACIÓN, EVALUACIÓN Y APLICACIÓN
Estas cuatro palabras clave son la médula de
todos los métodos para averiguar lo que la Biblia significa. Brindan la
estructura de las preguntas que se le hacen al texto y cuándo.
OBSERVACIÓN: ¿Entiendo los hechos básicos del pasaje como
el significado de todas las palabras? Interpretación: ¿Qué indicó el autor en su contexto histórico? Evaluación: ¿Qué significa este pasaje en la cultura
contemporánea? Aplicación: ¿Cómo puedo aplicar lo aprendido a la manera en
que vivo?
DESCUBRIR Y
ENTENDER EL SIGNIFICADO DEL PASAJE.
La debida interpretación de la Biblia es un
proceso de dos pasos. Primero debemos descubrir lo que el pasaje significa en
el día y la era del autor. Entonces debemos descubrir su mensaje para nosotros
en la cultura actual. La observación y la interpretación se ajustan al primer paso; la evaluación y la aplicación se ajustan al segundo.
¿Por qué son importantes estos dos pasos?
Primero, la Biblia no se escribió directamente a nosotros, y es razonable
ponernos en el lugar de la audiencia original si hemos de entender su mensaje
apropiadamente. Segundo, estos pasos nos obligan a entender el significado de los pasajes antes de aplicarlos a nuestras vidas.
Sorprendentemente, este paso muchas veces se
pasa por alto. Tercero, los dos pasos nos separan del texto, ayudándonos así a
prevenir la eiségesis, ya que separa lo que dice el texto de cómo nos afecta
hoy en día.
LAS CUATRO ETAPAS DE LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA
Usando las cuatro palabras clave en su secuencia
lógica, estamos listos para interpretar la Biblia como es debido.
PRIMERA ETAPA:
OBSERVACIÓN
El asunto en esta etapa es el siguiente: ¿Entiendo
todos los hechos en este pasaje? ¿Conozco el contexto de este pasaje? ¿Conozco
el significado de todas las palabras? ¿Entiendo el flujo general de la
discusión? ¿Entiendo el antecedente cultural? Es necesario aclarar todos los
problemas actuales antes de moverse al significado teológico del pasaje.
Por ejemplo, en 1 Corintios 8 el apóstol Pablo
discute la ingestión de carne que se había ofrecido a los ídolos. ¿Cuál es el
antecedente? Cuando se sacrificaba la carne a un ídolo, se vendía en el mercado
lo que los sacerdotes no consumían. Algunos cristianos corintios dijeron que se
podía comer la carne ya que los ídolos no eran otra cosa sino madera y piedra.
Otros pensaban que aún estaban involucrados en la adoración pagana. Solo
después que entendamos estos hechos podemos avanzar a la próxima etapa de interpretación.
SEGUNDA ETAPA:
INTERPRETACIÓN
El asunto básico en esta etapa es: ¿Qué quiso
decir el autor en su contexto histórico?
Debemos ponernos en el lugar de la audiencia
original de la Escritura. Para responder a esta pregunta, podríamos hacer otras
dos. La primera es: ¿Qué dice realmente el pasaje? Muchas veces olvidamos
examinar con cuidado lo que dice un pasaje. Algunos citan Mateo 5.21–22 como
prueba de que pensar mal es tan malo como hacerlo. ¿Es la ira tan mala como el
asesinato? Por supuesto que no. (El sentido común, aparte de cualquier otra cosa,
nos lo dicta.) Pero el texto no dice que son lo mismo. Dice que la ley contra
el asesinato no se obedece solo a través de la obediencia externa, sino
manteniendo la actitud apropiada de no estar enojados, que a su vez prohíbe el
acto externo del asesinato.
La segunda pregunta es: ¿Ayuda el contexto a
definir el significado del pasaje? Por ejemplo, ¿qué quiere decir la Escritura
cuando dice: «No hay Dios» (Sal 53.1)? El contexto muestra que esta es una
declaración hecha por un necio. ¿Qué quiere expresar Pablo cuando dice que
Jesús regresará como «ladrón en la noche» (1 Ts 5.2)? El contexto muestra que
indica que la Segunda Venida será súbita (v. 3). ¿Acaso las mujeres deben
quedarse completamente calladas en la iglesia (1 Co 14.34)? No, ya que el contexto
de 1 Corintios 11.5 muestra que las mujeres pueden orar y profetizar.
¿Acaso la declaración de Jesús: «Cuando ayunéis,
no seáis como los hipócritas» (Mt 6.16), demanda que sus discípulos ayunen? No,
porque Mateo 9.14 muestra que los discípulos de Jesús no ayunaban mientras
estaba vivo. (La belleza de utilizar la Escritura para interpretar la Escritura
es que cuando la Biblia responde a sus propias preguntas, sabemos que la
respuesta es correcta.) Los asuntos gemelos de lo que el texto realmente dice y
el contexto del pasaje ayudan a completar la segunda etapa de la
interpretación.
Hay momentos cuando inclusive estas dos
preguntas no nos ayudan a entender el significado de un pasaje. Algunas veces
tenemos que leer entre líneas y adivinar educadamente lo que indica el pasaje.
Esto es bueno cuando hace falta. Pero debemos recordar que estamos adivinando y
debemos mantener una mente abierta a otras posibles interpretaciones.
La integridad también es un elemento necesario
en toda la interpretación bíblica. Si le decimos a alguien lo que dijo un
amigo, debemos tratar de ser tan precisos como sea posible. De no estar seguros
sobre cierto punto, debemos decir: «Creo que esto fue lo que dijo». Todos lo
hacemos con nuestras amistades. Entonces, ¿por qué al interpretar la Escritura
muchos perdemos esa integridad? ¿Por qué no leemos el texto cuidadosamente?
¿Por qué leemos entre líneas, realizamos
interpretaciones caprichosas que son más producto de nuestra imaginación que
del estudio reverente, y entonces insistimos que esto es lo que el texto en
verdad dice?
Al interpretar la Biblia, jamás debemos olvidar
de quiénes son las cartas que leemos. Vienen de la boca misma de Dios y
demandan respeto. Exigen hablar por sí mismas.
Desean que seamos sinceros e íntegros. No
debemos poner nuestras adivinanzas al mismo nivel que las palabras de Dios.
¿Cómo interpretamos 1 Corintios 8? Una vez que
entendamos los hechos y el antecedente del pasaje, una vez que nos preguntamos
lo que el pasaje realmente dice y cuál es su contexto, entonces comprenderemos
que Pablo está enseñando el principio de limitarse voluntariamente de hacer
algo que, aunque no es malo en sí mismo, podría ser dañino a un compañero
cristiano. Hemos completado el primer paso de la interpretación.
Hemos visto lo que el pasaje significaba en el
día y la era del autor.
TERCERA ETAPA:
EVALUACIÓN
La etapa de la evaluación pregunta: ¿Qué
significa el pasaje en la cultura actual? Es el asunto de si un pasaje de la
Escritura tiene aplicación hoy, o si se limita a la cultura en la que se
escribió originalmente.
La pregunta que surge por el proceso de la
evaluación se responde de dos maneras. O el pasaje se ajusta directamente a
nuestra cultura, o debe reajustarse a raíz de las diferencias culturales. La
vasta mayoría de la enseñanza del Nuevo Testamento puede aplicarse directamente
a la cultura del siglo veinte. Si amamos a Dios, independientemente de dónde ni
de cuándo vivimos, debemos obedecer sus mandamientos (Jn 14.15). Esta enseñanza
se adapta a cualquier cultura en todos los tiempos.
Sin embargo, algunas veces una enseñanza bíblica
se dirige tan específicamente a la cultura del mundo antiguo que otra cultura
no puede entenderla. Por ejemplo, la cultura occidental de hoy en día
generalmente no sacrifica carne a los ídolos, por lo tanto el significado de 1
Corintios 8 podría perderse. Entonces, ¿cómo evaluamos su significado para
nosotros?
En este punto es útil definir dos términos. Una
«expresión cultural» es una declaración que puede entenderse solo dentro de
cierto contexto cultural. Un «principio eterno» es uno que Dios usa para
gobernar al mundo independientemente de la cultura. «Por lo cual, si la comida
le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner
tropiezo a mi hermano» (1 Co 8.13), es una expresión cultural porque solo puede
comprenderse dentro de aquellas culturas que ofrecen carne a los ídolos.
«Dios es amor» (1 Jn 4.8) es un principio eterno
porque se entiende en todas las culturas.
Pero debemos entender claramente que cada
expresión cultural en la Biblia es resultado de algún principio eterno. Y
aunque una expresión cultural no puede llevarse directamente a otra cultura, sí
puede llevarse el principio eterno tras la misma.
Simplemente porque es cultural no significa que
pueda pasarse por alto.
Un buen ejemplo de este importante principio
podría ser la enseñanza de que siempre debemos ser corteses cuando nos invitan
a una cena. En Estados Unidos, este principio podría expresarse así: «Cómase
toda la comida en la mesa porque de otra forma insultará la manera de cocinar
del anfitrión». Sin embargo, en Uganda es importante que se deje comida en los
platos servidos para que no parezca que el anfitrión no le sirvió suficiente comida.
Por lo tanto, a pesar de que el principio se
muestra en Estados Unidos de esta manera: «Cómase toda la comida», el mismo
principio se manifiesta en Uganda como: «Deje un poco de comida en los platos
servidos». La tarea del intérprete bíblico es buscar a través de cualquier
expresión cultural el principio eterno que le diera origen, y reaplicarlo al principio
en su propia cultura. Este es el proceso de evaluación. ¿Es cultural? De serlo,
¿cómo puede reaplicarse el principio eterno que diera origen a la expresión
cultural en una nueva cultura?
Se pueden derivar dos implicaciones de esto.
Primera, si una declaración es cultural, debe haber un principio que diera
origen a esa declaración cultural. De no poder encontrarse algún principio, lo
que se creía ser cultural debe sin duda ser un principio eterno. Segundo, si el
intérprete no está seguro si una declaración es cultural, ¿acaso no sería mejor
ir a la segura y percibirlo como una declaración eterna, a menos que se desconozca
un mandamiento de Dios?
También debemos recordar que así como un pasaje
bíblico puede establecerse en su cultura, también al intérprete lo controla en
cierta medida su cultura. Muchas personas hoy en día no creen que los relatos
bíblicos de los milagros son ciertos. Por ejemplo, algunos eruditos proponen
que los milagros eran parte de la cultura del primer siglo y creídos por las
personas en tiempos de Jesús. Así que estamos en el siglo veinte y las personas
no creen en los milagros en esta cultura. Sin embargo, el punto de vista de
estos eruditos sobre la imposibilidad de lo sobrenatural a su vez está bajo la
influencia de la cultura materialista, orientada hacia la ciencia, en la cual
viven. Debemos ser precavidos y no dejar que nuestra cultura influya en nuestra
manera de ver la Escritura.
CUARTA ETAPA:
APLICACIÓN
Hasta este punto, el proceso de interpretar la
Biblia ha sido académico. Pero es absolutamente esencial reconocer que el
propósito y la meta del estudio de la Biblia es una vida consagrada. El estudio
no está completo hasta que practiquemos lo aprendido.
En esta etapa de la interpretación, la pregunta
es: «¿Cómo puedo aplicar lo aprendido a la manera en que vivo?» Así se fusionan
lo académico y lo práctico en un método significativo al mensaje de la Biblia.
Algunas personas rechazan lo académico como aburrido y trivial. Otros rechazan
la aplicación como innecesaria. Ambos extremos están igualmente equivocados. El
intérprete de la Biblia debe caminar sobre la cuerda floja entre estos métodos.
Un drama de tres partes sin el acto final es insatisfactorio. El último acto,
sin los primeros dos, no tiene sentido. Algunas veces en el estudio de la
Biblia hace falta enfatizar lo académico cuando el pasaje es difícil de
entender, o enfatizar la aplicación cuando la relevancia práctica del pasaje es
confusa. Pero uno de estos métodos jamás debe usarse excluyendo al otro.
PROBLEMAS ESPECIALES EN LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA
La Escritura, como cualquier otro libro, usa
figuras lingüísticas y diferentes tipos de literatura que pueden ser difíciles
de entender. Estos requieren reglas especiales para el intérprete bíblico.
HIPÉRBOLE
Una hipérbole es una exageración usada para un
efecto, un exceso. «Estoy tan hambriento que podría comerme un caballo»,
obviamente no es literalmente cierto. Es una exageración usada para expresar la
idea de hambre extrema. La mayoría de las hipérboles se reconocen con facilidad
porque las usamos a menudo. Pero algunas veces no. Por ejemplo, el apóstol Juan
hizo una declaración parecida a esto en su libro: Si se escribiera todo lo que
Jesús hizo, en el mundo no habría espacio para todos los libros (Jn 21.25).
Seguramente Juan esperaba que viéramos que exageraba su punto. Es una imagen
gráfica de cuánto hizo Jesús, pero pintada de forma hiperbólica.
METÁFORA
Un símil que compara mediante el uso, por
ejemplo, de la palabra «como»: «La vida es como un circo». Una metáfora es una
comparación similar, excepto que omite la palabra «como»: «El mundo es una
tarima». Las metáforas como: «Yo soy la puerta» (Jn 10.9), se reconocen con
facilidad. Pero, ¿y qué de las palabras durante la última cena: «Este es mi
cuerpo» (Lc 22.19)?» Jesús quizás deseaba que esta declaración se entendiera
metafóricamente en lugar de literal o físicamente.
ANTROPOMORFISMO
¿Acaso los ríos tienen manos y aplauden (Sal 98.8)?
¿Acaso Dios tiene ojos (Sal 33.18), a pesar de ser espíritu (Jn 4.24)? Los
antropomorfismos en la Biblia describen objetos que no son humanos como si
tuvieran características humanas. Pero, ¿cómo entendemos aquellos versículos
que dicen que Dios se «arrepiente» (Ex 32.12; Jer 18.8)? ¿Acaso Dios cambia de
parecer? ¿O acaso estos versículos describen a Dios desde un punto de vista
humano?
PARÁBOLA
«Había una vez, en una tierra muy lejana vivía
una princesa encantada». No entendemos esta oración en un sentido científico ni
literal. Reconocemos que proviene de cierto tipo de literatura y, por lo tanto,
no lo interpretamos históricamente. Los diferentes tipos de literatura caen en
diferentes categorías, cada una tiene sus propias reglas de interpretación.
Las parábolas son un tipo de literatura en la
Biblia. Las interpretamos apropiadamente imaginando el relato en nuestras
mentes como si viviéramos en los tiempos de Jesús, buscando el punto principal
y no dándole significado a todos los detalles. Es importante entender la
diferencia entre alegoría y parábola. Una alegoría es un relato totalmente inventado.
Hasta los detalles de una alegoría podrían ser significativos. El progreso
del peregrino es el ejemplo clásico de una alegoría en la que
hasta los detalles más minúsculos hacen referencia a otras cosas. Pero una
parábola es un relato tomado de la vida diaria. En una parábola la persona que
habla podría restarle importancia a los detalles. Podrían ofrecerse para ayudar
al lector a imaginar la situación más claramente.
Aunque unas cuantas parábolas tienen elementos
alegóricos, la mayoría de las parábolas enseñan solo un punto principal. «La
parábola del sembrador» (Mt 13.3–23) es parcialmente alegórica porque el
sembrador, la semilla, el suelo, los pájaros, el sol y la mala hierba
representan algo más: Jesús, la Palabra, la audiencia de Jesús, Satanás, persecución
y los cuidados del mundo. Pero, ¿qué de «La parábola del juez» (Lc 18.1–14)?
Si la mujer representa al discípulo, ¿acaso Dios
es el juez injusto? ¿Acaso el propósito de la parábola del hombre rico y Lázaro
(Lc 16.19–31) es enseñar que uno no puede viajar entre el cielo y el infierno?
El procedimiento común y corriente para interpretar parábolas es descubrir un
punto central y ver los detalles del relato simplemente como ilustraciones,
pero no como la enseñanza directa de la parábola.
PROFECÍA
Hay dos cosas que se deben recordar al
interpretar la profecía.
LA PRIMERA es que lo que el profeta vaticinó como un hecho
podrían ser dos o más. El Antiguo Testamento concebía el «Día del Señor» (Is 2.12)
como un acontecimiento. Pero los últimos días realmente comenzaron en
Pentecostés (Hch 2.20) y concluirán con el regreso de Cristo (2 Ts 2.2).
EL SEGUNDO punto que hay que recordar es que aunque gran
parte de la profecía veterotestamentaria se cumple en el Nuevo Testamento, gran
parte se cumplió en el Antiguo Testamento y otra vez en el Nuevo. La profecía
de Isaías en 7.14 se cumplió en días de Isaías, y de nuevo en el nacimiento de
Jesús (Mt 1.23). La profecía de Isaías tuvo un significado más completo en el
sentido de que volvería a cumplirse en un tiempo más distante en el futuro.
POESÍA
La poesía hebrea no se concentra en el ritmo ni
la rima. Se expresa mediante el paralelismo. Se unen dos frases para que la
segunda repita la primera con diferentes palabras (Sal 95.2), o la segunda
declara lo opuesto a la primera (Pr 15.5), o la segunda añade un nuevo
pensamiento a la primera (Pr 15.3). Algunas veces la copla se organiza con la
segunda frase trastocando el orden de la primera (Pr 15.21). Por lo tanto,
cuando se interpreta la poesía, el estudiante de la Biblia debe reconocer el
tipo de paralelismo que se está usando, ya que las frases se interpretan entre
sí.
APOCALÍPTICA
Este tipo de literatura en la Biblia es una de
las más malinterpretadas por los exégetas contemporáneos porque ya no se
utiliza. Tiene reglas específicas de interpretación. Su característica más
distintiva es su uso de figuras extrañas y simbólicas, como las del Apocalipsis.
La clave para interpretar estas figuras yace en
el Apocalipsis mismo. En 1.20 las siete estrellas se interpretan como la
representación de siete ángeles, y las siete lámparas representan las siete
iglesias. En 17.9–10 la bestia con siete cabezas representa las siete colinas,
y en 17.18 la mujer se identifica como la ciudad que gobierna la tierra. Por lo
tanto, para entender la literatura apocalíptica (APOCALÍPTICA, LITERATURA), y el Apocalipsis en particular, debemos
interpretar la imagen como algo muy figurativo. Las imágenes describen cosas y
realidades espirituales en lenguaje figurativo.
Algunos podrían objetar que esto no es entender
la Biblia literalmente. Pero ya que el Apocalipsis interpreta sus imágenes en
términos figurados, las imágenes deben servir como descripciones figuradas de
cosas reales. Por lo tanto, para entender el libro literalmente debemos
entenderlo en sentido figurado.
Al interpretar la Biblia, debemos recordar de Quien viene. Estamos
manejando el mensaje del Señor. Esto demanda