(1)
A.
A aquellos a quienes Dios: Ro. 8:28, 29.
B.
Ha predestinado para vida: Ro. 8:29, 30;
9:22-24; 1 Co. 1:26-28; 2 Ts. 2:13, 14; 2 Ti. 1:9.
C.
Tiene a bien en su tiempo señalado y aceptable: Jun. 3:8; Ef. 1:11.
D.
Llamar eficazmente: Mt. 22:14; 1 Co.
1:23, 24; Ro. 1:6; 8:28; Jud. 1; Sal 29; Jun. 5:25; Ro. 4:17.
E.
Por su Palabra: 2 Ts. 2:14; 1 P.
1:23-25; Stg. 1:17-25; 1 Jun. 5:1-5; Ro. 1:16, 17; 10:14; He 4:12.
F:
Y Espíritu: Jun. 3:3, 5, 6, 8; 2 Co.
3:3, 6.
G.
Sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza y
llevándolos a la gracia y la salvación por Jesucristo: Ro. 8:2; 1 Co. 1:9; Ef. 2:1-6; 2 Ti. 1:9, 10.
H.
Iluminando de modo espiritual y salvador sus mentes, a fin de que comprendan
las cosas de Dios: Hch. 26:18; 1 Co.
2:10, 12; Ef. 1:17, 18.
I.
Quitándoles el corazón de piedra y dándoles un corazón de carne: Ez. 36:26.
J.
Renovando sus voluntades y, por su poder omnipotente, induciéndoles a querer
hacer lo bueno, y llevándoles eficazmente a Jesucristo: Dt. 30:6; Ez. 36:27; Jun. 6:44,45; Ef. 1:19; Fil. 2:13.
K.
Pero de modo que acuden a él con total libertad, habiendo recibido por la
gracia de Dios la disposición para hacerlo: Sal 110:3; Jun. 6:37; Ro. 6:16-18.
EL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO Y EL
LLAMAMIENTO EFICAZ
¿CUÁL ES EL
MENSAJE DEL EVANGELIO? ¿CÓMO LLEGA A SER EFICAZ?
Cuando Pablo habla acerca de la manera en que Dios trae la salvación a
nuestra vida, dice: «A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó,
también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó» (Ro 8:
30). Aquí Pablo nos indica un orden definido en el cual nos vienen las
bendiciones de la salvación.
Aunque hace mucho tiempo, antes de la creación del mundo, Dios nos
«predestinó» para ser sus hijos y para ser transformados conforme a la imagen
de su Hijo, Pablo señala el hecho que en el momento de la realización de su
propósito en nuestra vida Dios nos «llamó» (aquí en este contexto, es Dios el
Padre el que está claramente a la vista).
Luego Pablo inmediatamente menciona la justificación y la glorificación,
mostrando que estas vienen después del llamamiento. Pablo nos dice que hay un
orden definido en el propósito salvador de Dios (aunque no se menciona aquí
cada aspecto de nuestra salvación). De modo que empezaremos nuestro estudio de
las diferentes partes de nuestra experiencia de la salvación con el tema del
llamamiento.
Cuando Pablo dice: «A los que predestinó, también los llamó; a los que
llamó, también los justificó» (Ro 8:30), está indicando que ese llamamiento es
un acto de Dios. Es específicamente un acto de Dios el Padre, porque él es el
que predestina a las personas para «ser transformados según la imagen de su
Hijo» (Ro 8: 29).
Otros versículos describen de forma más completa lo que es este
llamamiento. Cuando Dios llama a las personas en esta forma poderosa, las llama
«de las tinieblas a luz admirable» (1ª P 2: 9); los llama a «tener comunión con
su Hijo Jesucristo» (1ª Co 1:9; Hch 2: 39) y a «su reino y a su gloria» (1ª Ts
2: 12; 1ª P 5:10; 2ª P 1: 3).
Las personas que Dios ha llamado son «llamados a ser de Jesucristo» (Ro
1:6, RVR 1960). Han sido «llamados a ser santos» (Ro 1:7; 1ª Co 1:2), y han
entrado en un reino de paz (1ª Co 7: 15; Col 3: 15), libertad (Gá 5:13),
esperanza (Ef. 1:18; 4:4), santidad (1ª Ts 4: 7), sufrimiento paciente (1ª P 2:
20-21; 3: 9), y vida eterna (1ª T. 6: 12).
Estos versículos indican que este no es un simple llamamiento humano
desprovisto de poder. Este llamamiento es más bien una especie de
«convocatoria» de parte del Rey del universo y tiene tanto poder que puede
obtener la respuesta que está pidiendo en el corazón de las personas. Es un
acto de Dios que garantiza una respuesta, porque Pablo especifica en Romanos
8:30 que los que fueron «llamados» fueron también «justificados».
Este llamamiento tiene la capacidad de sacarnos del reino de las tinieblas
y llevamos al reino de Dios de forma que podamos estar unidos en completa
comunión con él: «Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su
Hijo Jesucristo, nuestro Señor» (1 Ca 1:9).
Nos referimos con frecuencia a este acto poderoso de Dios como
llamamiento eficaz, para distinguirlo de la invitación general del evangelio
que es para todas las personas y que algunas personas rechazan. Con esto no
queremos decir que la proclamación humana del evangelio no participa. De hecho,
el llamamiento eficaz de Dios viene por medio de la predicación humana del
evangelio, porque Pablo dice: «Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio,
a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo» (2ª Ts 2:
14).
Por supuesto, hay muchos que oyen el llamamiento general del mensaje del
evangelio y no responden. Pero en muchos casos el llamamiento del evangelio se
hace tan eficazmente mediante la obra del Espíritu Santo en el corazón de las
personas que estas responden, y podemos decir que han recibido un «llamamiento
eficaz»:
Podemos definir el llamamiento eficaz de la siguiente manera: El
llamamiento eficaz es un acto de Dios el Padre, por medio de la proclamación
humana del evangelio, en el que convoca a las personas a que acudan a él de
manera tal que responden en fe salvadora.
Es importante que no demos la impresión de que las personas serán salvas
por el poder de este llamamiento aparte de una respuesta voluntaria de ellas al
evangelio (vea el capítulo 35 sobre la fe personal y el arrepentimiento que son
necesarios para la conversión). Aunque es cierto que el llamamiento eficaz
despierta y genera una respuesta en nosotros, debemos insistir siempre en que
esta respuesta tiene que ser una respuesta voluntaria, espontánea, en la que la
persona individualmente pone su confianza en Cristo.
Por eso es tan importante la oración para una evangelización eficaz. A
menos que Dios obre en el corazón de las personas para hacer eficaz la
proclamación del evangelio, no habrá una respuesta salvadora genuina. Jesús
dijo: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo
resucitaré en el día final» (Jn 6: 44).
Un ejemplo del llamamiento del evangelio eficaz lo vemos en la primera
visita de Pablo a Filipos. Mientras Lidia escuchaba el mensaje del evangelio
«el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo» (Hch
16: 14).
A diferencia del llamamiento eficaz, que es por completo un acto de
Dios, podemos hablar en general del llamamiento del evangelio el cual viene por
medio de la comunicación humana. Este llamamiento del evangelio se ofrece a
todas las personas, incluso a aquellos que no lo aceptan. A veces nos referimos
a este llamamiento del evangelio como el llamamiento externo o el llamamiento
general. Por el contrario, el llamamiento eficaz de Dios que es el que en
realidad genera una respuesta espontánea en la persona que lo oye se le llama a
veces llamamiento interno.
El llamamiento del evangelio es general y externo y con frecuencia lo
rechazan, mientras que el llamamiento eficaz es particular, interno y siempre
es eficaz. Sin embargo, esto no disminuye la importancia del llamamiento del
evangelio, porque es el medio que Dios ha establecido a través del cual vendrá
el llamamiento eficaz. Sin el llamamiento del evangelio, nadie podría responder
y ser salvo.
«¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en
aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?» (Ro
10:14). Por tanto, es importante que entendamos exactamente lo que es el
llamamiento del evangelio.
LOS ELEMENTOS DEL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO
En la predicación humana del evangelio deben aparecer tres elementos
importantes:
UNA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS CONCERNIENTES A LA SALVACIÓN.
Todo el que acude a Cristo para obtener salvación debe tener al menos un
entendimiento básico de quién es Cristo y de cómo satisface nuestras
necesidades de Salvación. Por tanto, una explicación de los hechos
concernientes a la salvación debe incluir al menos lo siguiente:
1. Todas
los seres humanos son pecadores (Ro 3: 23).
2. La
paga por el pecado es la muerte (Ro 6: 23).
3.
Jesucristo murió para pagar el castigo por nuestros pecados (Ro 5: 8)
Pero entender estos hechos e incluso estar de acuerdo en que son ciertos
no es suficiente para que la persona sea salva. Debe haber una invitación para
una respuesta de parte del individuo a fin de que se arrepienta de sus pecados
y confié personalmente en Cristo.
UNA INVITACIÓN PARA RESPONDER A CRISTO DE FORMA PERSONAL EN
ARREPENTIMIENTO Y FE.
Cuando el Nuevo Testamento habla de personas que alcanzan la salvación
lo hace en términos de una respuesta personal a una invitación de Cristo mismo.
Esta invitación está bellamente expresada, por ejemplo, en las palabras
de Jesús:
Vengan A Mí Todos Ustedes Que Están Cansados Y Agobiados, Y Yo Les Daré
Descanso. Carguen Con Mi Yugo Y Aprendan De Mí, Pues Yo Soy Apacible Y Humilde
De Corazón, Y Encontrarán Descanso Para Su Alma. Porque Mi Yugo Es Suave Y Mi
Carga Es Liviana (Mt 11: 28-30).
Es importante dejar bien en claro que estas no son solo palabras
pronunciadas hace mucho tiempo por un líder religioso del pasado. Se debe
animar a cada oyente que no es cristiano que escucha estas palabras a tomar
esas palabras como palabras de Cristo Jesús que él está pronunciando en ese
mismo momento, y que lo está haciendo individualmente. Cristo Jesús es un
Salvador que está ahora vivo en el cielo, y cada persona que no es cristiana
debiera pensar que Jesús le está hablando, y diciéndole: «Vengan a mí todos
ustedes y yo les daré descanso» (Mt 11:
28).
Esta es una invitación personal genuina que busca una respuesta personal
de cada uno que la escucha.
Juan también habla acerca de la necesidad de una respuesta personal
cuando dice: «Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a
cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser
hijos de Dios»
(Jn 1: 11-12). Al enfatizada necesidad de «recibir» a Cristo, Juan
también apunta a la necesidad de una respuesta individual. A los que se
encuentran dentro de una iglesia tibia que no se dan cuenta de su ceguera
espiritual el Señor Jesús vuelve a extender su invitación que requiere una
respuesta personal: «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Ap 3: 20).
Por último, solo a cinco versículos de donde termina toda la Biblia, hay
otra invitación de parte del Espíritu Santo y de la iglesia a acudir a Cristo:
«El Espíritu y la novia dicen: "¡Ven!"; y el que escuche diga:
"¡Ven!" El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente
del agua de la vida» (Ap 22: 17).
¿Pero qué es lo que está involucrado en la respuesta de acudir a Cristo?
Aunque eso lo explicaremos de forma más completa en el capítulo 35, es
suficiente que notemos aquí que si nosotros vamos a Cristo y confiamos en él
para salvamos de nuestros pecados, no podemos seguir aferrándonos al pecado,
sino que debemos estar dispuestos a renunciar al pecado en sincero arrepentimiento.
En algunos casos en las Escrituras se menciona juntos el arrepentimiento
y la fe cuando se están refiriendo a la conversión inicial de un individuo.
(Pablo dijo que él dedicaba su tiempo a «A judíos y a griego les he instando a
convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesucristo» Hch 20: 21). Pero en
otras ocasiones solo se habla de arrepentimiento de pecados y se da por
supuesta la fe salvadora como el factor acompañante (en su nombre se predicarán
el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones [Lc 24: 47; Hch
2: 37-38; 3: 19; 5: 31; 17: 30; Ro 2: 4; 2ª Co 7:10]).
Por tanto, toda proclamación genuina del evangelio debe incluir una
invitación a tomar la decisión consciente de renunciar a los pecados personales
y acudir a Cristo con fe en busca de perdón por los pecados. Si se descuida
cualquiera de ellas la necesidad de arrepentirse de los pecados o la necesidad
de confiar en Cristo en cuanto al perdón-, no hay una verdadera y completa
proclamación del evangelio.
¿Pero qué es lo que se les promete a los que acuden a Cristo? Este es el
tercer elemento del llamamiento del evangelio.
NOTA: Para un estudio más completo de la necesidad
de tener tanto un arrepentimiento genuino como una fe genuina. Y un estudio de
la cuestión de si alguien puede ser salvo si «acepta a Jesús como Salvador.
¿Pero no como Señor?
UNA PROMESA DE PERDÓN Y DE VIDA ETERNA.
Aunque las palabras de invitación personal que pronunció Cristo
contienen una promesa de descanso y de poder para llegar a ser hijos de Dios, y
de participación en el agua de la vida, es bueno hacer bien claro lo que Jesús
promete a los que acuden a él en arrepentimiento y fe.
Lo primero que encontramos prometido en el mensaje del evangelio es la
promesa de perdón de pecados y de vida eterna con Dios: «Porque tanto amó Dios
al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se
pierda, sino que tenga vida eterna» Gn 3: 16). Y en la predicación que Pedro
hace del evangelio, dice: «Por tanto, para que sean borrados sus pecados,
arrepiéntanse y vuélvanse a Dios» (Hch 3: 19; 2: 38).
Junto con la promesa del perdón y de la vida eterna está la seguridad de
que Cristo aceptará a todos los que acuden a él en arrepentimiento y fe
sinceras buscando salvación: «Al que a mí viene, no lo rechazo» Gn 6: 37).
LA IMPORTANCIA DEL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO
La doctrina del llamamiento del evangelio es importante porque si no
hubiera ese llamamiento del evangelio nadie podría ser salvo: «¿Y cómo creerán
en aquel de quien no han oído?» (Ro 10: 14).
El llamamiento del evangelio es importante también porque por medio de
él Dios se dirige a nosotros en la plenitud de nuestra humanidad. Él no nos
salva «automáticamente» sin buscar una respuesta de todo nuestro ser. Más bien,
dirige el llamamiento del evangelio a nuestro intelecto, nuestras emociones y
nuestra voluntad.
Habla a nuestro intelecto explicando los hechos de la salvación en su
Palabra.
Habla a nuestras emociones dirigiéndonos una sentida invitación personal
para que respondamos. Habla a nuestra voluntad pidiéndonos que oigamos su
invitación y respondamos voluntaria y espontáneamente en arrepentimiento y fe,
a que nos decidamos a volvemos de nuestros pecados y recibir a Cristo como
Salvador y descansar nuestros corazones en él para salvación.
(2)
A.
Este llamamiento eficaz proviene exclusivamente de la gracia libre y especial
de Dios, no de ninguna cosa prevista en el hombre, ni por ningún poder o
instrumentalidad en la criatura: 2 Ti.
1:9; Tit. 3:4, 5; Ef. 2:4, 5, 8, 9; Ro. 9:11.
B.
Siendo en esto enteramente pasivo, al estar muerto en delitos y pecados, hasta
que es vivificado y renovado por el Espíritu Santo; 1 Co. 2:14; Ro. 8:7; Ef. 2:5.
C.
es capacitado de este modo para responder a este llamamiento y para recibir la
gracia que éste ofrece y transmite, y esto por un poder no menor que el que
resucitó a Cristo de los muertos: Ef.
1:19,20; Jun. 6:37; Ez. 36:27; Jun. 5:25.
(3)
A.
Los niños escogidos* que mueren en la infancia son regenerados y salvados por
Cristo por medio del Espíritu, quien obra cuándo, dónde y cómo quiere: Jun. 3:8. Así lo son también todas las
personas escogidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el
ministerio de la Palabra.
EL LLAMADO EFICAZ
Cuando
era un niño mi madre me solía llamar desde la ventana para que viniera a cenar.
Por lo general iba la primera vez que me llamaba, pero no siempre. Si me
demoraba, me volvía a llamar una segunda vez, por lo general con un tono de voz
más elevado.
Su
primer llamado no siempre era efectivo; no lograba el efecto buscado. Su
segundo llamado solía ser efectivo; corría hacia adentro de la casa.
Hay
un llamado de Dios que es efectivo. Cuando Dios ordenó la creación del mundo,
el universo no titubeó antes de cumplir con dicha orden. El efecto deseado por
Dios en la creación se hizo realidad. De mismo modo, cuando Dios llamó a Lázaro
de su tumba, Lázaro respondió viniendo a la vida.
Hay
también un llamado eficaz de Dios en la vida del creyente. Es un llamado que
produce el efecto buscado. Teólogos de la Reforma enseñan que el llamado eficaz
está relacionado con el poder de Dios para regenerar al pecador de su muerte
espiritual.
También
suele ser conocido como la "gracia irresistible". El llamado eficaz
se refiere a un llamado de Dios que por su poder y autoridad soberana produce
el efecto, o el resultado, buscado u ordenado. Cuando Pablo nos enseña que
aquellos a quienes predestina, los llamó, y aquellos a quienes llamó,
justificó, se está refiriendo al llamado eficaz de Dios.
El
llamado eficaz de Dios es un llamado interior. Es el trabajo secreto de
avivamiento o regeneración logrado en las almas de los escogidos por la obra
sobrenatural inmediata del Espíritu Santo.
Efectúa
u obra el cambio interior en la predisposición, la inclinación, y el deseo del
alma. Ninguna persona siente la inclinación de venir a Dios antes de recibir el
llamado de Dios eficaz e interior y todos
los que son eficazmente llamados tienen una predisposición hacia Dios y le
responden en la fe. Vemos, entonces, que la fe en sí misma es un regalo de
Dios, habiendo sido entregada en el llamado
eficaz del Espíritu Santo.
La
predicación del evangelio representa el llamado externo de Dios. Este llamado
es audible tanto para los escogidos como para los que no han sido escogidos.
Los seres humanos tienen la capacidad de resistir y de rechazar este llamado
externo. No responderán en la fe al llamado
externo hasta que este llamado externo venga acompañado del llamado interno
eficaz del Espíritu Santo. El llamado eficaz es irresistible en el sentido que
Dios en su soberanía producirá el efecto deseado. Esta obra soberana de la
gracia es resistible en el sentido de que podemos resistirla por causa de
nuestra naturaleza caída, y de hecho la resistimos; pero es irresistible en el
sentido de que la gracia de Dios prevalece sobre nuestra resistencia natural.
El
llamado eficaz se refiere al poder creativo de Dios por medio del cual somos
traídos a la vida espiritual. El apóstol Pablo escribe: y él
os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en
otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y
de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás (Efesios 2: 1-3).
Nosotros
que en otro tiempo fuimos hijos de ira, y estábamos espiritualmente muertos nos
hemos convertidos en "los llamados" por virtud del poder y la
eficacia del llamado interior de Dios. En su gracia, el Espíritu Santo nos ha
dado la vista para ver lo que no queríamos ver y el oído para escuchar lo que
no queríamos escuchar.
RESUMEN
1.
Los llamados humanos pueden ser eficaces o ineficaces.
2.
Dios tiene el poder de llamar eficazmente para que los mundos existan, los
muertos resuciten, y las personas pasen de la muerte espiritual a la vida
espiritual.
3.
Las personas pueden escuchar el llamado externo de Dios en el evangelio y
rechazarlo. Pero el llamado interno de Dios es siempre efectivo. Siempre
produce el resultado deseado.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Ezequiel 36:26-27, Romanos 8:30, Efesios 1:7-12, 2
Tesalonicenses 2:13-14, 2 Timoteo 1:8-
(4)
A.
Otros, que no son escogidos, aunque sean llamados por el ministerio de la
Palabra y tengan algunas de las operaciones comunes del Espíritu: Mt. 22:14; Mt. 13:20, 21; He 6:4, 5; Mt.
7:22.
B.
Como no son eficazmente traídos por el Padre, no quieren ni pueden acudir
verdaderamente a Cristo y, por lo tanto, no pueden ser salvos: Jun. 6:44, 45, 64-66; 8:24.
C.
Mucho menos pueden ser salvos los que no reciben la religión
cristiana, por muy diligentes que sean en conformar sus vidas a la luz de la
naturaleza y a la ley de la religión que profesen: Hch. 4:12; Jun. 4:22; 17:3.
LLAMAMIENTO Y REGENERACIÓN
LLAMAMIENTO
El llamamiento puede definirse, en general, como el acto de gracia
de Dios por el cual invita a los pecadores a aceptar la salvación que Se ofrece
en Cristo Jesús. Tanto puede ser interno como externo.
EL LLAMAMIENTO EXTERNO
La Biblia habla o se refiere a esto en varios pasajes. Mateo 28:19
y 24:14. Lucas 14: 16-24 Hechos 13:46. 2. a Tesalonicenses 1:8. Juan 5:10.
Consiste en la presentación y ofrecimiento de salvación en Cristo a los
pecadores, juntamente con una tierna exhortación a aceptar a Cristo por fe para
obtener el perdón de los pecados y la vida eterna. Según esta definición
contiene tres elementos, llamados:
1) Una presentación de los
hechos e ideas del Evangelio;
2) Una invitación a arrepentirse y creer en Cristo Jesús;
3) Una promesa de perdón y salvación.
La promesa es siempre condicional: Su cumplimiento puede esperarse
solamente por medio de la verdadera fe y el arrepentimiento.
LLAMAMIENTO UNIVERSAL
El llamamiento externo es universal en el sentido de que viene a
todos los hombres a quienes se predica el Evangelio. N o está limitado a
ninguna edad ni nación ni a cualquier clase de hombres, y es hecho al
degenerado del mismo modo que al elegido Isaías 45:22. 55: 1; Ezequiel 3:19;
Joel 2:32; Mateo 22:3-8-14; Apocalipsis 2:17.
Naturalmente, este llamamiento por venir de Dios, es de gran
significado. El llama a los pecadores en realidad, desea tiernamente que
acepten la invitación, y con toda sinceridad promete vida eterna a los que se
arrepientan y crean.
1. LLAMAMIENTO FORMAL:
Números 23:19; Salmos 81:13-16; Proverbios 1:24; Isaías 1:18-20;
Ezequiel 18:23 y 33:11; Mateo 23:33; 2." Timoteo 2:13. En el llamamiento
externo Dios mantiene su demanda al pecador. Si el hombre no acepta la llamada,
rechaza la demanda de Dios y aumenta por consiguiente su culpa.
Este es también el medio señalado por el cual Dios junta a los
elegidos de todas las naciones de la tierra. Rom. 10:14-17 y debería juzgarse
como una bendición para los pecadores, a pesar de que pueda convertirse en una
maldición. Isaías 1: 18:20; Ezequiel 3: 18-19; Amos 8:11; Mateo 11:20-24 y
23-37. Finalmente sirve también para justificar la condenación de los
pecadores. Si ellos menosprecian la' oferta de salvación su culpa se hace más
clara, Juan 5:39 y 40; Romanos 3:5-6-19.
2. LLAMAMIENTO INTERNO:
Aunque distinguimos dos aspectos del llamamiento de Dios, es
realmente uno. El llamamiento interno no es otra cosa, en realidad, sino el
llamamiento externo hecho efectivo por la operación del Espíritu Santo. Viene siempre
al pecador por medio de la Palabra de Dios, cuidadosamente aplicada por la
operación del Espíritu Santo. 1." Corintios 1:23-24. En distinción del
llamamiento externo es una llamada poderosa que tiene como resultado la
salvación, Hechos 13:48; 1." Corintios 1:23-24.
Además es un llamamiento sin arrepentimiento o cambio por parte de
Dios, y nunca es quitado. Romanos 11:29. La persona llamada será salva con toda
seguridad. El Espíritu opera por la predicación de la Palabra de Dios
persuadiendo de un modo efectivo, por lo tanto la persona llamada atiende la
voz de su Dios. Se dirige a su buena comprensión iluminada por el Espíritu
Santo para que el individuo sea consciente de ella. Se dirige siempre a un
final cierto.
Es el llamamiento a la comunión con Jesucristo, 1.a Cor. 1:9. A la
bendición heredada, l." Pedro 3:9; a la libertad, Gálatas 5:13; a la paz,
1.a Corintios 7:1,-; a la santidad, 1.a Tesalonicenses 4:7; a una esperanza,
Efesios 4:4; a la vida eterna, 1ª Timoteo 6:12 y al Reino y gloria de Dios, 1.a
Tesalonicenses 2:12.
REGENERACIÓN
El llamamiento divino y la regeneración están mutuamente en la más
estrecha relación. Con respecto a la regeneración hay varios puntos dignos de
considerar:
SU NATURALEZA
La palabra «regeneración» no se usa siempre en el mismo sentido.
Nuestra Confesión la usa en un sentido muy amplio que incluye hasta la
conversión. En este punto de nuestro estudio tiene un significado un poco más
restringido. En su significado más estricto denota el hecho divino por el cual
se implanta en el hombre el principio de la nueva vida, el cual gobierna la
disposición del alma santificada.
En su sentido más amplio designa, además de lo antedicho, el nuevo
nacimiento, o sea la primera manifestación de la nueva vida. Es un cambio
fundamental en la vida y en el gobierno del alma, por consiguiente afecta todo
el hombre, 1.a Corintios 2:14; 2.a Corintios 4:6; Filipenses 2:13; 1."
Pedro 1:8, el cual se ejecuta en un momento, y no por un proceso gradual, como
la santificación. Por ella pasamos de la muerte a la vida 1 Juan 3:14. Es una
secreta e inescrutable obra de Dios que nunca es percibida directamente por el
hombre sino que puede conocerse solamente por sus efectos.
SU AUTOR
Dios es el Autor de la regeneración. La Escritura la presenta como
la obra del Espíritu Santo, l." Juan 13; Hechos 16:14; Juan 3:5-8. En
contra de los Arminianos nosotros mantenemos que es una obra exclusiva del
Espíritu Santo y no en parte una obra del hombre. No hay ninguna cooperación
entre el hombre y Dios en la obra de regeneración, como la hay en la
conversión.
La regeneración, en el sentido más estricto de la palabra, es la
implantación de la nueva vida en el alma, por tanto es una obra directa e
inmediata del Espíritu Santo. Es una obra creativa, un milagro de Dios, por lo
cual el Evangelio no puede ser usado como instrumento en este sentido.
Es cierto que Santiago 1: 18 y 1ª Pedro 1:23, parecen probar que
la predicación del Evangelio es usada como un instrumento de la regeneración,
pero estos pasajes se refieren a la regeneración en un sentido más amplio, incluyendo
el nuevo nacimiento y sus frutos. En este sentido más inclusivo la regeneración
es realizada sin duda por el instrumento de la Palabra.
SU LUGAR Y NECESIDAD EN EL ORDEN DE LA SALVACIÓN
La Escritura no deja duda en cuanto a la necesidad absoluta de la
regeneración, antes lo afirma en los más claros términos, Juan 3:3, 5, 7; 1.a
Corintios 2:14; Gálatas 6: 15.
Esto se saca del hecho de que somos por naturaleza muertos en
nuestras culpas y pecados y debemos ser dotados con una nueva vida espiritual
para poder gozar del favor divino y la comunión con Dios. La cuestión que se
levanta algunas veces es: ¿Cual de las dos cosas es primera, el llamamiento o
la regeneración?
Puede decirse que en el caso de adultos el llamamiento externo
precede o coincide con la regeneración en el sentido más estricto. La
regeneración, como implantación de la nueva vida precede al llamamiento
interno, pero el llamamiento interno precede a la regeneración en su sentido
más amplio, o sea en el de nuevo nacimiento.
Encontramos este orden indicado en el caso de conversión de Lidia
Hechos 16:4. «Entonces una mujer llamada Lidia que vendía púrpura en la ciudad
de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo (llamamiento externo); el corazón
de la cual abrió el Señor (regeneración en su sentido estricto); para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía (llamamiento interno)».
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
PASAJES QUE PRUEBAN EL LLAMAMIENTO EXTERNO
1. Marcos 16:15-16. «Id por todo el mundo... el que creyere y fuere
bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado».
2. Mateo 22:14. «Porque muchos son los llamados más pocos los
escogidos».
3. Hechos 13:46. «Entonces Pablo y Bernabé usando de libertad
dijeron: A vosotros a la verdad era menester que se os hablase la Palabra de
Dios: pues que la desecháis y os juzgáis indignos de la vida eterna he aquí nos
volvemos a los gentiles.
LLAMAMIENTO A LOS RÉPROBOS
1. Proverbios 1:24-26, «Por cuanto llamé y no quisisteis. Extendí mi
mano y no hubo quienes escuchasen. Antes desechasteis todo consejo mío y mi
reprensión no quisisteis»
2. 1ª Pedro 3: 19-20, «En el cual también fue y predicó a los
espíritus encarcelados: los cuales en otro tiempo fueron desobedientes, cuando
una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba
el Arca en la cual pocas: es a saber 8 personas fueron salvas por agua».
3. Véanse también las palabras de Mateo 22:-1-8-14; Lucas 16-24.
SERIEDAD DE ESTE LLAMAMIENTO
1. Proverbios 1:24¬26 (véase párrafo b)
2. Ezequiel 18:23-32. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice el Señor
Jehová. ¿No vivirá si se apartare de sus caminos? «Que no quiero la muerte del
que muere, dice el Señor Jehová, convertíos pues y viviréis,
3. Mateo 23:37, ¡Jerusalén! Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas: a los que son enviados a ti. Cuántas veces quise juntar tus hijos,
como la gallina sus polluelos, debajo de sus alas y no quisiste»
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN.
1. Jeremías 13:23. ¿Mudará el etíope su pellejo, o el leopardo sus
manchas? ¿Así también podréis vosotros hacer bien estando habituados a hacer
mal?
2. Juan 3:3, 7, «Respondió Jesús y le dijo: «De cierto de cierto te
digo, el qua no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios». «No te
maravilles de que te dije os es necesario nacer otra vez».
LA PALABRA DE DIOS Y LA REGENERACIÓN.
1. Santiago 1:18. «El de su voluntad nos ha engendrando, por la
palabra de Verdad, para que fuésemos primicias de sus criaturas».
2. 1ª Pedro 1:23. «Habiendo sido renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre».
PARA ESTUDIO BÍBLlCO ADICIONAL
1. ¿Es el llamamiento la obra de una persona de la Trinidad, o de
todas tres? 1. A Corintios 1:9; 1ª Tes. 2: 12; Mat. 11:28; Lucas 5:32; Mat.
10:20 y Hechos 5: 31, 32.
2. ¿Se emplea en la Biblia la palabra regeneración?
3. Tito 3:5. ¿Qué otros términos se usan para expresar esta idea?
Juan 3:5, 7, 8; Corintios 5: 17; Efesios 2:5; Colosenses 2:13; Santiago 1:18 y
1 Pedro 1:23.
4. ¿El texto Tito 3:5, prueba que somos regenerados por el bautismo?
Si no es así, ¿cómo lo explicaría usted?